jueves, 17 de abril de 2008

Se acentúa la prosperidad económica de Brasil

SAO PAULO.- La floreciente economía brasileña cobra nuevo impulso con los biocombustibles y los yacimientos petrolíferos submarinos que le auguran independencia energética y suficientes ganancias para irrigar el desierto y abrir carreteras por la Amazonia.

La divisa nacional está firme, sus exportaciones florecen y la deuda externa ha desaparecido. La economía está creciendo a más del 5% anual y millones de personas con nuevo acceso al crédito están comprando casas y automóviles. Como si fuera poco, un funcionario del sector energético anunció esta semana que un campo petrolífero recientemente descubierto podría contener la tercera mayor reserva del mundo.

Durante décadas, los brasileños sintieron que su nación otrora rezagada merecía un papel destacado en el escenario mundial. Ahora podría ser el momento.

"Brasil está encontrando su lugar en el mundo", dijo Luiz Barboso, uno de los supervisores de 500 operarios que construyen un puente en Sao Paulo, la capital de la industria y las finanzas. "Es excelente para el pueblo, y significa más trabajo y más dinero".

Por supuesto, Brasil enfrenta enormes problemas firmemente arraigados en el mundo en desarrollo, como pobreza crónica, violencia urbana y corrupción política. Pero las nuevas noticias alientan esperanzas de que una nueva prosperidad empiece a encarar estos problemas.

El regulador de la industria petrolera, Haroldo Lima, dijo a la prensa que un campo petrolífero submarino frente a las costas de Río de Janeiro podría contener 33.000 millones de barriles de petróleo. Eso sería más que cualquier otro descubrimiento petrolero en décadas, y triplicaría las reservas brasileñas.

La compañía estatal Petróleo Brasileiro SA advirtió que los depósitos petrolíferos submarinos son difíciles de medir y más aún de extraer. Pero los inversionistas que apuestan a una bonanza hicieron subir el precio de las acciones de Petrobras casi el 10% en un día.

"Nos está yendo bien y, si pienso en el futuro, creo que nos irá todavía mejor", comentó Antonio Bonchristiano, codirector de GP Investments, la mayor empresa corredora de valores de Latinoamérica. Habló este mes en un foro económico en Cancún, México, donde entusiastas inversionistas compararon notas sobre el potencial brasileño.

El embajador de Estados Unidos, Clifford Sobel, dijo que Brasil parece haber dejado atrás sus ciclos de altibajos económicos.

"Mientras tengan la capacidad de tener un ambiente estable en el que la gente pueda hacer inversiones seguras a largo plazo, y mientras las materias primas estén firmes en el terreno mundial, Brasil seguirá creciendo y prosperando", comentó a la Associated Press.

Y este auge podría traducirse en un poderío más allá del ámbito económico.

"A largo plazo, Brasil va a ser una potencia petrolera", vaticinó David Fleischer, un politólogo en la Universidad de Brasilia. "Afianzará su importancia en Sudamérica y el mundo como proveedor de energía, lo que se traduce en poder político".

Fleischer dijo que un papel más prominente en el ambiente político podría contribuir a disminuir la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez. También podría ayudar a Brasil a incorporarse a organismos mundiales influyentes como el Grupo de las Ocho naciones industrializadas y quizás ganar una banca permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Pero mientras su economía florece, Brasil todavía padece un sistema de salud incapaz de prevenir un brote de dengue en Río, las bandas de narcos dominan las favelas y los colonos y leñadores ilegales van destruyendo el mayor bosque húmedo del mundo.

Esta semana solamente, la policía arrestó a docenas de alcaldes en un escándalo de corrupción que involucró una malversación de más de 100 millones de dólares de fondos públicos. Trabajadores agrícolas que reclaman la reforma agraria bloquearon un tren que lleva mineral de hierro de exportación a los puertos. Y la Iglesia católica denunció que ha aumentado sustancialmente la esclavitud por deudas.

"Todo luce fantástico a corto plazo: producción petrolera, biocombustibles, mineral de hierro, aviones", dijo Riordan Roett, director de estudios occidentales en la Universidad John Hopkins. "Pero la educación y el sistema de salud son horribles. Es posible conseguir superingenieros, pero no suficientes graduados de secundaria de nivel aceptable".

El gobierno de centroizquierda del presidente Luiz Inacio Lula da Silva trata de componer la situación. Está expandiendo un programa de bienestar que distribuye cheques mensuales a 45 millones de pobres siempre que mantengan a sus hijos en la escuela, y ha prometido miles de millones de dólares a las regiones más pobres del país.

"Vamos a transformar este país en una gran economía y una gran nación", dijo Lula a los ciudadanos en febrero.

Pero los expertos están divididos acerca de si Brasil se encuentra en medio de una revolución social que zanjará la enorme brecha entre ricos y pobres para crear una clase media mucho más numerosa.

"El potencial está. Luce mejor cada año que pasa. Sólo necesitamos ponernos firmes para concretar ese potencial", dijo Fleischer.

Mientras tanto, los brasileños se regocijan con sus nuevas esperanzas. En el lugar de la construcción del puente, Edivaldo Pereira dos Santos sonrió mientras pintaba una barandilla.

"El petróleo nos dará el poder", afirmó. "Y este puente será la postal de Sao Paulo, al igual que el Puente Golden Gate es la de San Francisco".

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