lunes, 14 de abril de 2008

Tata, emporio económico indio, entra a la palestra mundial

BOMBAY.- Una década atrás, muchos pensaron que Tata, el conglomerado económico más grande y más viejo de la India, era un gigante anticuado destinado a desaparecer. Tata, sin embargo, es hoy una potencia económica a tono con los tiempos, que se concentra en sectores clave como la industria siderúrgica y la automotriz, y aprovecha las oportunidades que se le presentan gracias a la transformación económica de la India, incluido un exitoso servicio de subcontratación.

Una serie de sonadas adquisiciones recientes, entre ellas las de Tetley Tea de Gran Bretaña, el Ritz Carlton Hotel de Boston y la casa automotriz Jaguar, reflejan la magnitud de este emporio, que abarca un centenar de empresas grandes y era casi desconocido fuera de la India hasta hace poco.

Hace un año, Tata Steel pasó a ser la sexta compañía siderúrgica más grande del mundo al comprar el Corus Group británico en 13.000 millones de dólares. En enero, Tata Motors acaparó la atención mundial al presentar el automóvil más barato del planeta, un vehículo de cuatro asientos a venderse en 2.500 dólares, que podría revolucionar la industria automotriz. Y en marzo pagó 2.300 millones de dólares por Jaguar y Land Rover, dos vehículos que eran insignia de la industria automotriz británica.

"Tenemos proyectos mucho más ambiciosos que en el pasado", declaró Ratan N. Tata, de 70 años, presidente del conglomerado, en la Bombay House, sede de la firma desde 1926. "Ahora somos más osados".

Las ventas anuales del conglomerado se duplicaron entre el 2003 y el 2007, y llegaron a los 29.000 millones de dólares. La capitalización de sus 27 compañías listadas en la bolsa se multiplicó por seis y alcanzó los 78.000 millones de dólares.

Si bien el aumento de las ganancias de Tata Steel y Tata Motors mermó un poco, las de Tata Consultancy, la empresa de subcontratación más grande de la India, subieron un 21% en el trimestre de octubre a diciembre.

Tata dice que la expansión mundial de su empresa continuará.

"Estamos en la etapa inicial, viendo qué podemos hacer", expresó.

Tata es una firma con 140 años de vida, cuya historia refleja el crecimiento económico de la India y el éxito personal de su presidente. La llegada de Ratan N. Tata a la cima coincidió con el inicio de un gran transformación en la India, que pasó de una economía tipo socialista a una de mercado.

Por décadas después de la independencia de Gran Bretaña en 1947, el gobierno fijó los precios, limitó la llegada de productos y capital extranjeros, cobró altos impuestos y determinó qué podía producir una compañía. Un régimen restrictivo frenó el crecimiento y fomentó la corrupción.

El Grupo Tata sufrió las consecuencias de una filosofía caracterizada por su transparencia e integridad. Tata se negó a pagar sobornos, una práctica común en la India, y sus ejecutivos tienen un estilo de vida más bien modesto.

Ratan Tata es soltero y vive en un apartamento de Bombay frente a la playa. Va a trabajar en un auto barato de Tata.

Cuando tomó el control de la empresa en sustitució de su tío J.R.D. Tata, la economía india estaba empezando a transformarse, pero el grupo Tata atravesaba por una crisis. Las ventas eran escasas y los controles del gobierno limitaban sus posibilidades de expansión.

J.R.D. fue un líder distante, que no se metió mucho en el manejo de la empresa, lo que dio lugar a intrigas y grandes egos.

La escritora Gita Piramal dijo que Rata heredó una empresa "enmarañada".

"India estaba cambiando, y rápidamente. La gente empezaba a describir al conglomerado como un dinosaurio de la antigüedad", escribió Piramal en su best-seller Business Maharajas.

La empresa fue fundada en 1868 por Jamsetji N. Tata, un joven empresario de la minoría parsi, decidido a traer dinero y tecnología del exterior para establecer la primera fábrica textil de la India. La empresa construyó luego la primera planta siderúrgica del país, superando la resistencia de los gobernantes británicos, y también una aerolínea que con el tiempo se convirtió en la flota insignia Air India. Air India ya no es parte del conglomerado Tata.

Cuando Ratan se hizo cargo de la empresa, no era muy respetado. Era un individuo solitario que había recibido un título de arquitectura en la Universidad Cornell y había dirigido algunas firmas del conglomerado manteniéndose en un segundo plano.

A diferencia de su tío, Ratan tomó el control de inmediato. Le tomó varios años, pero acabó con la herencia de intrigas, reemplazó a toda una generación de ejecutivos y se embarcó en varios negocios nuevos.

Tata Steel despidió a miles de empleados. Tata Motors construyó el primer auto diseñado en su totalidad en la India, el espacioso auto de cinco puertas Indica, que salió a la venta en 1998.

Tata Consultancy Services, por su parte, contrató a miles de empleados y pasó a ser un líder mundial en el negocio de las subcontrataciones, encargándose de trabajos de oficina y de programación de numerosas firmas extranjeras.

A principios del tercer milenio, un deterioro de la economía india y tensiones con Pakistán obligaron a Tata a buscar oportunidades en el exterior. Y lo hizo con todo fervor, adquiriendo una treintena de empresas que cuadruplicaron los ingresos de Tata originados fuera del país, los cuales actualmente ascienden a 11.000 millones de dólares anuales y representan más de un tercio de las ventas del conglomerado.

Entre las empresas que adquirió figuran la rama de camiones de la firma automotriz surcoreana Daewoo, la siderúrgica Natsteel de Singapur y Millennium Steel, de Tailandia. Tata también está firmando contratos para la explotación de recursos minerales en Africa y Asia.

Tata mantiene numerosas iniciativas filantrópicas y ofrece a sus empleados beneficios poco comunes en la India. No sufre una huelga desde hace 50 años.

Algunos expertos, no obstante, creen que la firma todavía emplea demasiada gente. Su nómina incluye unos 290.000 empleados.

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