domingo, 4 de mayo de 2008

La inflexibilidad francesa irrita a la UE y complica negociaciones de la OMC

BRUSELAS.- Tras años de duras y muchas veces vanas discusiones, los negociadores en la OMC juzgan cercano un acuerdo sobre el capítulo agrícola de la ronda de Doha, que podría sellarse en las próximas semanas, aunque critican a Francia por sabotear las iniciativas de compromiso.

Una fuente europea calificó de "grotescas" las reiteradas advertencias de París en las últimas semanas sobre el riesgo que implicará un pacto en la OMC (Organización Mundial del Comercio) para el futuro de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE. En Francia "algunos están dispuestos a utilizar cualquier argumento para impedir un acuerdo", dijo otra fuente comunitaria de alto rango que no quiso revelar su identidad.

La irritación en la Comisión Europea, que negocia en nombre de los 27 países de la Unión Europea, es aún mayor si se tiene en cuenta que por primera vez se vislumbra la posibilidad de un compromiso en el área de agricultura.

"Las grandes líneas de un acuerdo están sobre la mesa", indicó recientemente el comisario europeo de Comercio, el liberal Peter Mandelson, blanco privilegiado de los responsables franceses, que lo acusan de estar dispuesto a sacrificar los intereses agrícolas de Europa en el altar del libre comercio.

La ronda de Doha de la OMC para reducir las barreras comerciales fue lanzada en la capital de Qatar en noviembre de 2001 con el objetivo de llegar a un acuerdo para 2004, pero desde entonces se ha trastabillado, principalmente por disputas entre países desarrollados y en desarrollo.

Mientras los países del Sur reclaman una fuerte reducción de los subsidios y las barreras aduaneras agrícolas de la UE y Estados Unidos, las potencias quieren a cambio un mayor acceso a los mercados industriales y de servicios de las naciones emergentes.

Según una fuente europea, "un acuerdo es posible" sobre el capítulo agrícola sobre "las mejores" bases. Los puntos de discordia aún en suspenso abarcan en particular los denominados "productos sensibles", como la carne bovina o las aves, que Europa quiere seguir protegiendo de países como Brasil o Argentina con aranceles más elevados.

Pero Francia, principal beneficiario de la PAC, lleva adelante una campaña desde hace semana contra lo que denuncia como una renuncia de los intereses agrícolas europeos, iniciativa en la que cuenta con el apoyo de Alemania e Irlanda. "Las cuentas no cuadran" en la OMC, advirtió la semana pasada la secretaria de Estado francesa de Comercio Exterior, Anne-Marie Idrac.

Para Francia, la disparada de los precios de los alimentos es una razón de más para mostrarse firme. Esta situación ha creado "un contexto nuevo y la opinión pública se pregunta si las negociaciones para la apertura de los mercados pueden ayudar a la seguridad alimentaria", dijo Idrac.

En privado, muchos responsables franceses ya han crucificado la ronda de Doha y sueñan con ver a la agricultura fuera de la OMC y las leyes de libre comercio. Para justificar su posición, esos responsables afirman que la UE no obtuvo prácticamente nada de la apertura de los mercados industriales de los países emergentes, algo que reconocen los propios negociadores europeos.

En estas condiciones, un acuerdo global en la OMC parece muy incierto. Por el momento, el objetivo es reunir a fines de mayo o junio a los principales países concernidos en la negociación para discutir un bosquejo de compromiso.

Ésa es la fecha límite para contar después con el tiempo suficiente para concluir los complejos detalles del acuerdo antes de fin de año y de la llegada de un nuevo presidente norteamericano, que podría hacer revisar todo el proceso.

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