sábado, 31 de mayo de 2008

Argentina hará una reforma que normalice las exportaciones alimentarias

BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino anunció una nueva reforma que alivia el peso de los impuestos al comercio exterior de granos para poner fin a una rebelión agraria en un país que es un fuerte exportador de alimentos, aunque líderes del campo la juzgaron insuficiente.

Los principales dirigentes que encabezan la protesta, que lleva ya 80 días, señalaron que las modificaciones serán examinadas este fin de semana en detalle y lo mismo harán en asambleas miles de agricultores que participan de unos 300 cortes de rutas de la rica región central del país.

La prolongación de la protesta agraria en Argentina había provocado esta semana una leve alza de precios de la soja en el estratégico mercado de Chicago.

"Corregimos problemas burocráticos en favor de los productores agrarios pequeños y ponemos límites en las retenciones (impuestos a las exportaciones) para permitir que funcionen los mercados a futuro", dijo el jefe de gabinete, Alberto Fernández, en rueda de prensa en la Casa Rosada (Gobierno).

La nueva batería de medidas fue anunciada para contener la rebelión fiscal de miles de productores, en un conflicto que dañó la vitalidad de la economía agrícola en un gran proveedor mundial de alimentos, sacudido por duras huelgas y protestas encabezadas por productores de soja, el principal grano exportable.

El ministro de Economía, Carlos Fernández, intervino en la conferencia para precisar que será reducida la presión fiscal respecto de la anunciada el 11 de marzo pasado, que hizo estallar la mayor huelga agraria de la historia de la nación, una potencia agrícola.

"Con estas medidas no sembramos trigo", dijo Alfredo de Angeli, el más radicalizado y popular de los jefes de la protesta en uno de los cortes de ruta más numerosos.

El jefe de gabinete anunció que los pequeños productores de soja, cuya cosecha está valorada en 2008 en unos 24.000 millones de dólares, recibirán beneficios para poder cobrar reintegros a las exportaciones que les mejoren el precio real de la leguminosa, al bajar el impuesto del 44% al 35%.

"Estas medidas no resuelven el problema porque los mercados a término no funcionarían y la presión impositiva es la misma", evaluó Ricardo Buryaile, otro líder agrario.

La tercera huelga de agricultores en rebeldía fiscal ha puesto en jaque a economías regionales y amenaza millonarias exportaciones, en un conflicto que está en un callejón sin salida.

Pueblos y ciudades de provincias argentinas que basan sus economías en la producción agrícola y ganadera y sus derivados, advirtieron sobre la paulatina caída de la actividad comercial e industrial.

Sectores más radicalizados de dirigentes agropecuarios convocaron para el lunes a un cese de actividades del comercio y de la industria en el interior de Argentina, en respaldo a la protesta agraria contra la política fiscal del gobierno de la presidenta Cristina Kirchner.

"Hemos recibido muchísimas inquietudes de ciudades y pueblos del interior, afectados por la parálisis muy grande de la economía. La gente está sufriendo esas consecuencias y busca adherir a esta protesta del campo", había declarado Hugo Bolciati, uno de los líderes de la protesta, antes del nuevo plan del gobierno.

Otra nutrida movilización de miles de manifestantes, pero bajo la consigna "Campaña contra el hambre y la inflación, y por la socialización de la riqueza y la soberanía alimentaria", organizaron en Buenos Aires agrupaciones de izquierda.

En Las Parejas (400 km al norte), una ciudad de 20.000 habitantes en la provincia de Santa Fe (centro-este), las ventas de las fábricas de maquinaria agrícola cayeron entre 40 y 50% en marzo-abril en relación a igual lapso de 2007, según una fuente empresarial.

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