lunes, 5 de mayo de 2008

El Campo de Cartagena abandona el cultivo del algodón

CARTAGENA.- El algodón del Campo de Cartagena se comparaba con el egipcio en cuanto a calidad. Incluso llegó a convertirse en un artículo de lujo. Ahora, el sector económico que lo ponía en el mercado vive una lenta agonía. Las empresas que durante años se dedicaron a la producción, en el 2008 ya no sembrarán ni un palmo de tierra, según revela "La Verdad".

Para hacerse una idea de la crisis, en 1997 la mayoría de las 506 explotaciones de la Región de Murcia estaban en la comarca de Cartagena. El pasado año sólo quedaban trece.

Hace diez años se sembraban 3.300 hectáreas que producían 11.870 toneladas. Cartagena era una de las zonas productoras de algodón más importantes de España junto a Andalucía (ahora esta comunidad genera más de un 95% de las 160.000 toneladas del país). El año pasado, según los datos de la Consejería de Agricultura y Agua, sólo se pusieron en producción unas 147 hectáreas, de las que se obtuvieron 298 toneladas.

El punto de inflexión que ha provocado que los agricultores dejen de producir algodón fue, según la presidenta de la Agrupación Española de Desmotadoras de Algodón, Elena Sáenz, la reforma del régimen de ayudas de la Unión Europea que entró en vigor en el 2005. «Los productores prefieren dedicarse a sembrar otros productos antes que seguir con el algodón», dice Sáenz.

Hace tres años, la Unión Europea modificó el sistema de ayudas. Antes de esa fecha, el agricultor recibía una compensación económica por la producción. A partir de esa norma, recibe el 65% de los apoyos y subvenciones (unos 1.358 euros) por explotación o hectárea, y sin necesidad siquiera de sembrar. Lo recibe por, simplemente, sus derechos históricos.

El 35% restante de las ayudas, según indica Sáenz, se vincula a la siembra, con una asignación de 1.039 euros por hectárea. El agricultor debe entonces cumplir con unas condiciones mínimas para recibirlas.

Además de esta subvención, el agricultor recibe 10 euros por hectárea más por pertenecer a una organización interprofesional autorizada

El problema es que se trata de un cultivo que no puede sobrevivir sin ayudas económicas por el elevado coste de las maquinarias necesarias para recolectar el algodón y empaquetarlo. Hacer estos procesos a mano no resulta ya rentable.

Ante esta situación, las cooperativas desmotadoras se plantean cerrar sus negocios en el Campo de Cartagena.

Ahora, por si fuera poco, se les viene encima un problema añadido: qué hacer con todas las máquinas que tenían en propiedad. Su venta, explica Sáenz, es muy complicada y su desmontaje para trasladarlas a otras naves apenas reporta beneficios.

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