martes, 20 de mayo de 2008

España invierte mucho, en Estados Unidos / Primo González

El empeño que están poniendo las empresas españolas en reforzar a toda velocidad su presencia en Estados Unidos, aprovechando que el dólar está más barato que casi en ningún otro momento de la historia económica reciente, debería ser digno de alguna reflexión, en especial política. Pocas veces la distancia entre nuestra imagen política exterior y la económica habrán sido tan abismales entre sí. España, las empresas españolas, empiezan a contar, y bastante, en Estados Unidos.

La diplomacia española, por desgracia, está menos que ausente: casi se puede decir que es ahora mismo un serio escollo para que esta presencia exterior española se profundice y aumente en la que posiblemente va a seguir siendo, durante bastantes decenios, la mayor potencia económica y política del mundo, como lo ha sido desde al menos el año 1898, fecha de triste recuerdo para los nostálgicos españoles (Cuba se convirtió casi en una colonia de Estados Unidos tras salir de la órbita del ya fenecido imperio español), en la que la nueva potencia empezaba a dar sus primeros signos de supremacía.

Las operaciones de empresas españolas se suceden casi a diario. Al menos, con frecuencia semanal. La última ha sido la compra de una de las legendarias autopistas del Oeste americano, que lleva hasta Pittsburg a los viajeros que transitan desde las grandes ciudades de las costa Este.
Abertis, nada menos que con la colaboración del mayor banco norteamericano, Citigroup, minoritario en la operación, y en compañía de Criteria, la filial de La Caixa en la que se agrupan sus participaciones empresariales y que ahora empieza a ejercer como instrumento de proyección exterior del grupo financiero español, acaba de adquirir por una respetable cifra (bastante más de un billón de aquellas antiguas pesetas, unos 8.300 millones de euros), una autopista de peaje de unos 800 kilómetros de longitud.
Es la mayor operación de inversión exterior de la empresa española y la mayor privatización de una infraestructura en Estados Unidos. No es, desde luego, una operación anecdótica ya que coloca a la empresa española Abertis como un indiscutible líder mundial en la gestión de infraestructuras, con fuerte diversificación en carreteras, aeropuertos, telecomunicaciones, puertos, aparcamientos y otros.

Pero lo más llamativo de la operación es su coincidencia con algunas otras tomas de posición importantes que, en el plazo de apenas dos años, han ido sembrando un puñado de empresas españolas en la que quizás sea la economía más competitiva, y desde luego la más avanzada, del mundo. En al menos dos terrenos (la gestión de infraestructuras y el desarrollo de energías renovables), el idioma español es predominante ahora mismo en Estados Unidos, ya que en ambos sectores las empresas españolas han tenido una fuerte iniciativa en estos dos últimos años.

El salto de Abertis en la autopista de Pensilvania y las importantes inversiones que está realizando Iberdrola en energía renovable son los dos territorios más propicios para la implantación económica en este país. Los bancos, y no sólo los dos grandes, tampoco se han quedado atrás y empiezan a ocupar cuotas de mercado significativas en algunas zonas, sobre todo aprovechando la ventaja competitiva que aporta el idioma más emergente que hay en Estados Unidos, el español. Otras empresas de menor dimensión, como la catalana Grifols, se pueden añadir a una lista que está en continuo crecimiento.

Pero si importante está siendo la presencia económica y empresarial española en Estados Unidos (bastante por delante de la que tienen otras economías avanzadas europeas), llama la atención la raquítica influencia política. Todo hay que decirlo: hay países que mandan por delante a sus políticos y a sus diplomáticos para abrir el paso a sus empresarios. Este no es, por desgracia, el papel español ahora mismo en el mundo y mucho menos en Estados Unidos, lo que si por un lado acrecienta el mérito de los logros empresariales alcanzados, planeta la necesidad de una revisión urgente de nuestra diplomacia cara al exterior.

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