lunes, 5 de mayo de 2008

Israel se instala en la economía del conocimiento y de la alta tecnología

TEL-AVIV.- En sus 60 años de existencia, Israel ha logrado desprenderse de su imagen de productor de abogados para consolidarse en la primera línea mundial de las altas tecnologías, abriéndose a la globalización. Como país con pocos recursos naturales, siempre ha apostado por la materia gris.

Hemos sabido transformar estos obstáculos en ventajas", dice Shraga Brosh, presidente de la Asociación de Industriales, la principal organización patronal del país. "Precisamente porque no tenemos petróleo, hemos tenido que trabajar con lo que teníamos y centrarnos en nuestros cerebros".

Los motivos de satisfacción no faltan, según Brosh. Algunos ejemplos: en la Bolsa de Nueva York, un centenar de empresas israelíes cotizan en el Nasdaq, lo que sitúa al Estado hebreo en tercera posición en este templo de la alta tecnología. Israel ocupa el cuarto puesto mundial en la exportación de armas, detrás de EEUU, Rusia y Francia, según datos del Ministerio de Defensa.

Teva, el principal grupo farmacéutico del país, se ha convertido en número uno mundial del sector de los medicamentos genéricos. En el ámbito de la tecnología de la depuración y de la desalinización del agua, Israel también es una superpotencia, con exportaciones de más de 1.000 millones de dólares el año pasado, según un portavoz del Ministerio de Comercio e Industria.

Casi todos los meses, hay una gran compañía extranjera que adquiere una 'start up' (pequeña compañía exitosa) israelí. El gigante informático estadounidense IBM, por ejemplo, ha comprado tres pequeñas empresas desde principios de año. Israel se está acercando a los países más desarrollados del mundo en términos de nivel de vida. Según el Banco de Israel, el Estado hebreo, con un Producto Interior Bruto (PIB) de 20.400 dólares por habitante, se sitúa en puesto 18 del mundo.

Más simbólicamente, la moneda israelí, el shekel, será totalmente convertible en los próximos meses. Además, Israel podría integrarse antes de finales de año en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Las tres principales agencias de calificación financiera internacional -Moody's, Standard & Poor's, y Fitch- han tomado nota de estos avances para mejorar sus apreciaciones sobre la economía israelí.

Todos estos logros se han producido pese a los riesgos geopolíticos de la zona. Las agencias tuvieron en cuenta que la guerra de 2006 en Líbano contra el grupo ultraislamista Hezbolá apenas afectó a la economía. La economía de Israel ha conocido así el período de crecimiento más largo de su historia entre 2003 y 2007: un total acumulado del 23,5%, porcentaje muy superior al del resto de países industrializados.

"Los empresarios extranjeros pudieron comprobar que éramos ricos", se congratula Shraga Brosh. El presidente israelí, Shimon Peres, estima que la paz permitiría impulsar aún más el crecimiento. "Con nuestros cerebros y el petróleo de nuestros vecinos, el cielo no tendría límite", añade Shraga Brosh. Un optimismo y una estrategia que no comparte Benjamin Netanyahu, líder de la oposición de derecha.

Para el ex primer ministro, no hay necesidad ninguna de hacer concesiones territoriales a los palestinos o los sirios. "Al contrario de lo que dicen los clichés, la paz no se traduce en un mayor crecimiento", afirmó recientemente.

A esa incógnita política se añade una "fractura social" que cada vez es mayor. Un millón y medio de los siete millones de israelíes vive bajo el umbral de la pobreza, mientras el 40% de los ingresos de las 500 mayores empresas del país está en manos de 19 familias.

(Bandera de Israel gigante para ser vista desde los satélites artificiales)

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