lunes, 19 de mayo de 2008

Las fortunas del petróleo refuerzan sus inversiones en la Costa del Sol

MÁLAGA.- Las grandes fortunas del Golfo Pérsico han acudido al rescate de los países occidentales, donde la crisis financiera y la caída del mercado inmobiliario hacen prever la proximidad del precipicio. El banco de inversión estadounidense Morgan Stanley calcula que en el último año se han invertido 35.000 millones de dólares en bancos y empresas de Estados Unidos y Europa.

Con el petróleo a 126 euros el barril de Brent, el doble que hace un año, el mundo occidental se aprieta el cinturón mientras los países del Golfo salen con la billetera rebosante buscando oportunidades y vías para diversificar sus recursos.

En este contexto, la Costa del Sol no ha pasado inadvertida. La primera imagen que ha ganado la calle se produjo en enero, cuando el directivo de la Compañía Nacional de Hoteles de Qatar (QNHC, en sus siglas en inglés), Sheik Nawaf Bin Jassim Bin Jabor Al Thani y el presidente del grupo malagueño Evemarina, Borja Ramos, sellaban con un apretón de manos la venta del hotel Park Hyatt Casares.

La operación se cerró por 70 millones de euros y llegó en un momento crítico para Evemarina. Esta era la segunda operación del QNHC en el exterior, tras la compra de otro complejo hotelero en Egipto. Semanas después firmó otra operación inmobiliaria en París.

Expertos precisan que desde hace un año se está "moviendo con intensidad" capital procedente de Dubai, Abu Dhabi, Libia y, de nuevo, Arabia Saudí en Málaga.

Buscan terrenos y edificios, con preferencia por los hoteles. Se aprovechan de la severa caída que ha sufrido el mercado del suelo en la Costa del Sol para tomar posiciones. Unas veces se trata de parcelas ya sectorizadas o en vías de serlo y, otras, directamente suelo rústico, con la esperanza de que a medio plazo pueda ser recalificado.

A inversores de los Emiratos Árabes se les atribuye la compra de un hotel con golf en Benahavís, así como varias parcelas y edificios en Marbella, Estepona y Casares. Los saudíes también han reforzado su presencia en la Costa, donde ya poseían negocios importantes como el Coral Beach.

Las fuentes consultadas precisan que inversores saudíes se han hecho con el centro comercial Cristamar de Marbella y han tomado posiciones en Benahavís.

Libia también ha potenciado sus intereses en la Costa del Sol. El Gobierno que preside el coronel Muamar Gadafi posee en la Costa desde 1955, a través del Lybian Arab Foreign Bank, La Resinera, una inmensa finca de 7.200 hectáreas que se extiende por los municipios de Benahavís, Estepona, Pujerra y Júzcar.

El Ayuntamiento de Benahavís tiene previsto reunirse con el presidente del Lybian Arab Foreign Bank, Najib El-Jamal, para informarle de las condiciones en las que podrá desarrollar la parcela una vez, de acuerdo con la aprobación inicial del plan general de ordenación urbana (PGOU) del municipio.

Desde que Estados Unidos levantó el embargo sobre Libia, este país ha reactivado sus inversiones en el exterior. La interesa sobre todo Italia, por razones de proximidad física y por su pasado colonial, pero también España y especialmente la Costa del Sol. El motivo en este caso es más simple: Seif el Islam, hijo de Gadafi, tiene casa en Marbella y suele pasar algunas temporadas en la Costa.

El libanés Reda Alaywan es otro de los inversores árabes que está levantando el vuelo en la Costa del Sol. También figuran entre los árabes con propiedades de peso en la Costa, Olama Sultan Mohamed Sharif. Al igual que Sharif también se asentó hace años en Marbella, Rifat El Asad, tío del actual presidente de Siria.

Las últimas inversiones que se le atribuyen a los Asad es la compra de un hotel en Gibraltar y la gestión de varias empresas dedicadas a la explotación de casinos en Internet.

Además, se ha detectado la presencia de algunas operaciones sostenidas con capitales procedentes de Iraq, junto a pequeños grupos capitalistas argelinos e inversores cada vez más numerosas, aunque de dimensión media, marroquíes.

La Costa del Sol ha recuperado el viejo esplendor que causaba en el mundo árabe. Sigue siendo un emplazamiento atractivo para los grandes capitales del Golfo Pérsico, pese a que durante la década de los 90 la presencia de este colectivo en la zona se redujo al máximo.

Se valoran las comunicaciones, especialmente el aeropuerto y la red de puertos deportivos, y tiene el aliciente añadido de situarse a escasa distancia de Marruecos, donde todos estos grupos han desplegado en los últimos años fuertes inversiones.

(Casa de las Navajas, Torremolinos)

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