domingo, 25 de mayo de 2008

Ron achaca la crisis 'subprime' al dinero "barato fácil de conseguir" y a una "avaricia enorme"

VALENCIA.- El presidente del Banco Popular, Ángel Ron, achacó la crisis de las hipotecas 'subprime' de Estados Unidos a la existencia de "mucho dinero, muy barato y muy fácil de conseguir", unido a "una avaricia enorme que lleva a vincular las retribuciones a la generación de un negocio sin importar que hay debajo".

Ron se pronunció en estos términos en una conferencia que pronunció durante la jornada 'Empresa y liderazgo social', organizada por el Colegio Mayor Universitario de La Alameda de Valencia, sesión a la que también asistieron el presidente de la patronal autonómica Cierval y del comité organizador de la jornada, Rafael Ferrando, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, entre otros.

Ron estimó que "poco a poco, los mercados tenderán a normalizarse en términos de flujo de dinero" tras haberse "generalizado por todo el mundo una desconfianza enorme" a consecuencia de la crisis 'subprime', que se produjo, según dijo, por la existencia de bonos hipotecarios americanos con un rating 'AAA' y alta rentabilidad, cuya calidad "nadie había descendido a analizar".

El presidente del Banco Popular auguró que tras la intervención de los gobiernos en Northern Rock y Bearn Sterns, "habrá una paulatina regularización de los mercados, no a los márgenes que vimos antes", sino "distinguiendo lo bueno y lo malo", dado que, en su opinión, "ahora que el mercado sabe que un banco no va a caer porque los bancos lo van a impedir, todo se trata de una cuestión de rentabilidad, más tipos de interés o menos tipos de interés".

Preguntado por la posible similitud de la situación actual con la vivida a principios de los años 90 y las soluciones que pueden adoptarse, garantizó que "saldremos de ello, el cómo lo iremos viendo".

Recordó, además, que el Banco Popular "pudo superar la crisis de 1993 y los años siguientes, básicamente porque el banco había generado unos importantes colchones que permitieron amortiguar el impacto de la morosidad y del no crecimiento".

Ron destacó también que en los últimos años, el negocio bancario en España "se ha decantado fundamentalmente del lado del activo" dado que el país tenía "una tasa de inversión en términos de PIB diez puntos superior a la tasa de ahorro", diferencia que "ha cubierto fundamentalmente la banca española financiándose en el exterior".

En este punto, hizo hincapié en que la entidad que preside avanzó "hace tres años que el modelo del ladrillo se acabaría" y por ello, abogó por incidir en la gestión de la liquidez y optó por "alargar vencimientos, generar activos que son líquidos y que se pueden descontar", a pesar de que ello mermara su margen de intermediación, con lo que en la actualidad el banco "tiene una posición de vencimientos que es la 44 de Europa, cuando por tamaño es el 25".

Respecto a la crisis 'subprime', que calificó como "inimaginable", resaltó que estas operaciones supusieron el 20% de los productos hipotecarios de Estados Unidos durante tres años seguidos, por lo que cuando la Reserva Federal subió los tipos de interés por la presión inflacionaria, "personas que tenían una casa no pueden pagarla porque se le había dado crédito a quien se sabía que tenía dificultades para pagar" y además, "se había repartido toda esa porquería por todo el mundo".

De ese modo, según explicó Ron, "los mismos ejecutivos que discutían la calidad de las emisiones hipotecarias de los bancos y las cajas españolas, compraban sin ningún tipo de dificultad activos norteamericanos cuyo fondo desconocían" y "volvían a cobrar bonus de la comercialización de esos activos", con lo que "se generó una espiral de avaricia, retribuciones en el corto plazo y dinero fácil".

Por todo ello, incidió en la importancia de que los líderes de las entidades financieras sepan "aportar seguridad" y concreten "por dónde van a ir" y "cómo se puede afrontar" la situación actual, al tiempo que subrayó que si bien es conveniente que recopilen todo tipo de información de sus empresas, "no deben fomentar la democracia interna" porque ello conllevaría "un desastre". "No tiene que hacer las cosas correctamente, sino hacer la cosa correcta", concluyó.

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