lunes, 9 de junio de 2008

De color hormiga / Carmen Tomás

La más que probable subida del precio del dinero, la brutal subida del petróleo hasta los 138 dólares y los malos datos de empleo de los Estados Unidos fueron el cóctel perfecto para que los mercados se hundieran en el pesimismo.

El IBEX sufrió una caída superior al 2 por ciento en la sesión del viernes, pero la acumulada de la semana se eleva al 5 por ciento, por debajo de los 13.000 puntos, que era sin duda un tope sicológico.

El viernes no se salvaba nadie de la quema, pero especialmente lo hicieron bancos, energéticas y constructoras. La seguridad de que los efectos perversos en la confianza del sistema financiero mundial continúan y con nuevos datos, hace presagiar que esto no ha acabado ni mucho menos.

Quizá está casi empezando como dijo hace unos días una importantísima directiva del City. Incluso en España, el gobernador del Banco de España tuvo finalmente que reconocer que la banca española no es inmune a esta crisis de confianza, de crédito.

Los datos sobre la economía norteamericana dejaron huella, pero qué decir del anuncio de Trichet, que por cierto se ha apresurado a criticar Rodríguez Zapatero. Le ha dicho el presidente del Gobierno al presidente del BCE que debería ser más prudente. Y usted señor presidente más responsable, digo yo.

Estamos como estamos y lo que nos falta por ver y ustedes siguen de vacaciones. Las medidas que han tomado son de risa y lo son para todos los agentes económicos. Hasta los sindicatos, que ya era hora de que dijeran algo, instan al Gobierno a salir del recreo en el que están desde que ganaron las elecciones el 9 de marzo.

La verdad es que esta semana ha sido terrible en datos económicos. Y únicamente vienen a refrendar los peores pronósticos sobre la crisis que se nos viene encima. El euríbor para colmo se ha puesto en apenas un día en máximo histórico, lo que agravará aún más la capacidad de compra a los millones de familias que pagan una hipoteca y que ya están ahogadas con los precios de los productos básicos de la cesta de la compra.

Afrontamos una semana de movilizaciones que pueden dejar desabastecidas las industrias, los mercados y las gasolineras. Más leña a un fuego que este Gobierno se ha empeñado en demostrar que es incapaz ni siquiera de intentar apagar este fuego con seriedad y rigor.

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