viernes, 20 de junio de 2008

Carta a MAFO / José Ramón Pin

Al Gobernador del Banco de España (BE) se le conoce en ambientes profesionales por el sobrenombre de MAFO, iniciales de Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Pues bien MAFO, tiene la posibilidad de moderar la crisis que nos abruma.

El BE ha sido el guardián de la ortodoxia financiera. Desplazada su función de regidor de la política monetaria por medio del tipo de interés al Banco Central Europeo, su principal papel, hoy, es fiscalizar las entidades financieras. Lo ha hecho bien. La banca española esta a cubierto de riesgos gracias a la aplicación de los estrictos controles de la inspección del BE.

Pero lo mismo que Trichet, su homólogo europeo, su éxito puede castigar nuestros bolsillos. La economía es compleja, tanto que los expertos no tienen un esquema definitivo para acertar. De hecho, el modelo de política monetaria es incompleto y, si no se tiene cuidado, puede dar consecuencias no deseadas.

Por ejemplo, la excesiva prudencia financiera, exigiendo el riesgo al mínimo, unida a la falta de reformas estructurales (mercado de trabajo, distribución, infraestructuras, ... ) puede conducir a la peor de las situaciones: la estangflación, la concurrencia de falta de crecimiento con inflación ¿Suena?

En este momento el BE obliga a las entidades financieras, Cajas de Ahorro incluidas, a reducir su capacidad crediticia por los supuestos excesos de operaciones anteriores.

Por eso, los nuevos compradores de inmuebles, aunque sean solventes, no acceden a las hipotecas que facilitan sus compras. Los promotores inmobiliarios tienen que mantener sus stocks sin vender y refinanciarse o quebrar, lo que restringe más aún el crédito; no inician nuevas promociones; disminuye la construcción y se crea paro; se reducen los ingresos municipales; los ayuntamientos no invierten en obra pública. Más paro. Más crisis. Es un círculo vicioso.

No digo que la culpa sea del BE. Lo fue de los gestores del sector financiero, que alimentaron demasiado el desarrollo del crédito. Pero, curiosamente que se sepa, aquí estos no pagan nada. Lo paga el consumidor, el promotor, el constructor y el resto de ciudadanos.

Por eso es de justicia que el BE recapacite. Debería darse cuenta de que él también es culpable de la falta de medidas de reactivación. Ya que no es responsable de la fijación del tipo básico de interés, si puede reducir el estrangulamiento financiero de la economía, si flexibiliza los coeficientes bancarios.

Si quiere castigar a quienes actuaron alegremente, mecanismos tiene. Pero no lo haga con los que simplemente siguieron el juego que él mismo permitió.

(Profesor de Dirección de Personas en la Organización, en el IESE)

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