lunes, 9 de junio de 2008

El desplome en la creación de empresas, otra consecuencia de la crisis

MADRID.- Patronales y expertos confían en que se mantenga el espíritu emprendedor, aunque las decisiones de lanzar una sociedad tienden a aplazarse, en términos generales, en momentos menos expansivos, según informa hoy el diario económico "Expansión".

Las malas cifras sobre la evolución macroeconómica en Cataluña se han trasladado con más dureza a los indicadores de la actividad empresarial. Desde agosto, la creación de empresas ha bajado mes a mes en términos interanuales –con descensos de dos dígitos desde octubre–, mientras aumentaba la disolución de sociedades y la presentación de concursos de acreedores –la antigua suspensión de pagos–.

Esta tendencia es más acusada en Cataluña que en el conjunto de España, y la curva también revela que el capital suscrito en la constitución de empresas es menor. ¿Cómo deben interpretarse estos datos?

Moisés Bonal, del departamento de estudios de la patronal Pimec, subraya que el crecimiento en la disolución de empresas es “consecuencia de la crisis y no una causa de la crisis”. Bonal, igual que el resto de expertos consultados, señala que en momentos de ralentización económica es habitual que aumente el desfase entre la destrucción y la creación de empresas.

Pero los datos no son totalmente indicativos de la magnitud de la crisis. Antoni Abad, presidente de Cecot, subraya que el sector inmobiliario –más duramente golpeado por la crisis– es más intensivo que el resto en la utilización de sociedades instrumentales, con muchas SL creadas sólo para una promoción específica de viviendas.

“El sector industrial o el de servicios –explica Abad– crecen con pocos instrumentos jurídicos, mientras que la creación de sociedades instrumentales en la construcción es más del doble que en otros sectores”.

Jordi Vinaixa, profesor de la escuela de negocios Esade, señala, al hilo de estas puntualizaciones, que debe diferenciarse entre “los nuevos registros societarios y la creación de nuevas empresas”. El Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que registra la actividad emprendedora en todo el mundo, muestra que en 2007 el peso de la población emprendedora sobre el total de población activa aumentó, a pesar del inicio de la crisis. El académico explica esta circunstancia por la “inercia” en la evolución de años anteriores.

Los expertos también apuntan que la situación puede ayudar a regenerar el tejido empresarial, con una mejora de la calidad de las sociedades que se pongan en funcionamiento. La visión más optimista es la de Abad, para quien “los recursos escasos te hacen afinar el ingenio y adquirir más consciencia de la importancia de la cultura financiera, una carencia generalizada en las pymes catalanas”.

Y este aprendizaje, según el presidente de Cecot, también debe trasladarse a bancos y cajas: “hace falta que las entidades financieras, que han perfilado un personal que lo que sabe es conceder hipotecas, formen a interlocutores capaces de entender y evaluar un plan de empresa”.

Bonal sugiere también una medida de política económica, referida a la directiva europea sobre morosidad, que permitiría una mejora de las condiciones. “Si se redujesen los plazos de pago a treinta días para todos se reduciría el pago de intereses y habría más recursos en los bancos para financiar la actividad de las empresas”, indica.

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