martes, 17 de junio de 2008

La puja agraria deriva en dura confrontación política en Argentina

BUENOS AIRES.- La tensión política crecía a pasos agigantados este martes en Argentina, al convertirse la puja agraria de casi 100 días por la multimillonaria renta de la soja en una lucha entre oficialistas que llaman a defender al Gobierno y la oposición, que lanzó el desafío de una jornada nacional de protesta.

La presidenta peronista socialdemócrata Cristina Kirchner rompía el silencio de las últimas horas al hablar este martes por cadena nacional de radio y televisión, después de confirmar las fuerzas kirchneristas su decisión de concentrarse el miércoles en su apoyo en la histórica Plaza de Mayo.

En el polo opuesto, las agrupaciones de agricultores convocaron para el miércoles a una jornada nacional de protesta contra la política agropecuaria del Gobierno, que incluirá a sectores fabriles y laborales de ciudades y pueblos de las provincias donde arde la llama del conflicto.

"Exhortamos a los ruralistas a terminar con la huelga", dijo el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en enérgicas declaraciones en la televisión, frente a la rebelión agraria plasmada en centenares de bloqueos en las carreteras que dañan el abasto de alimentos, medicamentos e insumos industriales.

Los huelguistas sostienen contra viento y marea su reclamo de que sean eliminadas las retenciones (impuestos) móviles a las exportaciones de soja, cuya cosecha fue valuada este año en unos 24.000 millones de dólares, de los cuales el gobierno intenta recaudar unos 11.000 millones.

El gobierno intentará una nueva demostración de fuerza el miércoles frente a la Casa Rosada (gobierno) en reacción frente a la jornada nacional de protesta y los caceroleos de millares de personas de clase media que apoyan a los huelguistas y repudian la gestión de la presidenta.

La puja cobró este martes dimensión de crisis interna en el gubernamental peronismo, al anunciarse el retorno a la política del ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003), el mayor enemigo de la mandataria y de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007).

"Duhalde está trabajando para conformar una corriente interna dentro del Justicialismo (peronismo)", dijo Luis Verdi, portavoz del ex jefe de Estado, que se había retirado a cuarteles de invierno y que aún influye en numerosos dirigentes intermedios del mayor partido político argentino.

El frente oficialista lucía agrietado después de que el vicepresidente Julio Cobos, aliado de Kirchner y disidente de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR), exhortara a que intervenga el Congreso en la elaboración de una política agropecuaria de consenso, que ponga fin al prolongado conflicto.

Otros jefes peronistas de los poderosos distritos de Córdoba (centro), Santa Fe (centro-este) y Entre Ríos (centro-este), todas ellas ricas en producción agrícola, han declarado que no participarán del acto de apoyo a la presidenta.

Pero del corazón del Justicialismo surgió una adhesión a Kirchner con una declaración de cese de actividades a partir del mediodía del miércoles de la mayoritaria central obrera oficialista CGT, con 10 millones de afiliados.

En cambio, el alcalde de Buenos Aires y jefe de la agrupación derechista Propuesta Republicana, Mauricio Macri, instó este martes al gobierno a "suspender el acto en la Plaza de Mayo". "Señora presidenta, señor Néstor Kirchner, les pido que suspendan el acto. No tendría sentido después del rechazo masivo y espontáneo de anoche" en el caceroleo, dijo Macri en conferencia de prensa.

La confrontación se inició cuando el gobierno puso límites a las ganancias extraordinarias por las exportaciones de soja y otros alimentos como el girasol, el trigo y el maíz, lo que fue considerado confiscatorio por los agricultores.

Argentina es el primer exportador mundial de aceites y harinas de soja, el cuarto de trigo y el segundo de maíz, según estadísticas de la oficina de Agricultura de Estados Unidos, con aval de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

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