martes, 1 de julio de 2008

Mercosur condena la xenofobia en Europa y los subsidios en la crisis alimentaria

TUCUMÁN.- Los gobernantes del Mercosur y de los Estados asociados rechazaron este martes por xenófoba la nueva ley inmigratoria europea y atribuyeron a los subsidios agrícolas la crisis alimentaria mundial, durante una Cumbre en la provincia argentina de Tucumán.

El pronunciamiento lo firmaron los mandatarios de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela, Chile, Bolivia, con ministros de Ecuador, Colombia, Perú y México, en la capital de una provincia agrícola que fue noticia en el mundo hace cinco años con las muertes de niños por desnutrición.

"Los presidentes de los Estados parte del Mercosur y Estados asociados rechazan cualquier intento de criminalización de la migración irregular y la adopción de políticas migratorias restrictivas, en particular hacia los sectores más vulnerables, las mujeres y los niños", se afirmó en el documento final de la XXXV Cumbre.

La declaración de los 10 gobiernos latinoamericanos sostuvo "la necesidad de luchar contra el racismo, la discriminación, la xenofobia y otras formas de intolerancia".

La capital provincial de San Miguel de Tucumán pareció estar durante la Cumbre bajo estado de sitio, acordonada por millares de policías que convirtieron en un desierto el casco céntrico, mientras los mandatarios se manifestaban contra la política inmigratoria de la Unión Europea (UE).

La declaración de los 10 países exhortó a los países desarrollados a "evitar los multimillonarios subsidios que distorsionan la competitividad y la falta de apertura de sus mercados a los productos de países emergentes" que "profundizan las causas de las migraciones, esto es la pobreza estructural y la exclusión".

En el sentido contrario a la 'Directiva de Retorno' europea, que castiga con cárcel y deportación a los inmigrantes sin papeles, los sudamericanos aprobaron la eliminación de los pasaportes y fijaron el uso de los documentos de cada nación para circular por la región.

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, había declarado que "el viento frío de la xenofobia sopla otra vez con las falsas respuestas a los desafíos de la economía y de la sociedad", en una frase anticipatoria del tono del documento en Tucumán.

"Hay brotes xenofóbicos y discriminaciones hacia Latinoamérica, que nos golpean fuertemente", dijo en su turno el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo que los latinoamericanos "no podemos quedarnos callados ni limitarnos a protestar, hay que prever acciones si es que la Europa civilizada ha legalizado la barbarie".

Otra voz indignada que sonó en el recinto fue de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien recordó que los países latinoamericanos "han sido muy generosos. No es justo que nuestra gente reciba un trato denigratorio".

Con centenares de miles de inmigrantes latinoamericanos en Europa, las duras penas establecidas por la UE cobraron un vigor inusitado en una Cumbre en la que se perfilaba hablar con más énfasis del rol de la región para dar seguridad alimentaria a sus pueblos.

El movimiento pendular de la Cumbre osciló hacia el drama de la escasez y altos precios de los alimentos, con el peligro señalado por la ONU de que aumenten de 800 a 860 millones los que pasan hambre en el mundo y en Latinoamérica casi 200 millones de seres sufren los estragos de la pobreza.

Lula anunció a sus pares que pedirá explicaciones al Grupo de los Ocho (G8) países más industrializados sobre su responsabilidad en la inflación en el alza de los combustibles y alimentos.

"Voy a la Cumbre del G8 en Japón (el 7 de julio) a decir algunas de las cosas que dije aquí para ver si allí hay alguien que haga las discusiones que deben ser hechas", dijo el mandatario brasileño.

Al inaugurar la Cumbre, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, advirtió de que "hace poco nadie se imaginaba que el problema alimentario se disparara tan rápido, con escenas del medioevo, con gente que muere peleando por un grano de comida, por un pedazo de pan".

Kirchner mencionó el alza de los precios del petróleo a 140 dólares el barril y de la soja a casi 600 dólares la tonelada, justo cuando su gobierno está en jaque por un conflicto con millares de agricultores contra los aumentos de impuestos.

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