domingo, 6 de julio de 2008

Disputas por la OMC y el Tratado de Lisboa complican la presidencia francesa de la Unión Europea


BRUSELAS.- La presidencia francesa de la Unión Europea (UE) se abrió esta semana con una dura disputa por las negociaciones en la OMC y la decisión de Polonia de no ratificar el Tratado de Lisboa, una muestra de las complicaciones que enfrentará Nicolas Sarkozy en los próximos seis meses.

En su primer semana al frente de la UE, Sarkozy recibió al menos la buena noticia de la liberación de la rehén franco-colombiana de las FARC, Ingrid Betancourt, de la cual el presidente galo había hecho una de sus prioridades al llegar al poder.

Pero este soplo de aire fresco llegado del otro lado del Atlántico no oculta las dificultades con las que Sarkozy inició su presidencia europea, en un clima poco propicio ya por la crisis institucional que provocó el "no" irlandés al Tratado de Lisboa de la UE el pasado 12 de junio.

En ese sentido, el primer dolor de cabeza para Francia llegó el martes desde Varsovia, cuando el presidente polaco, Lech Kaczynski, anunció que solo ratificará el nuevo tratado europeo una vez que los irlandeses lo aprueben en un nuevo referéndum.

"Si Irlanda toma otra decisión, pero no bajo presión y sin cambiar su Constitución, del mismo modo que en el primero (referéndum), entonces Polonia no bloqueará el tratado", dijo Kaczynski.

La posición dura de Polonia, el país más euroescéptico junto con República Checa, deja en el limbo, al menos por el momento, la estrategia de los principales Estados miembro de la UE de concluir el proceso de ratificación en el resto del bloque para aislar a Irlanda y forzarle a encontrar una solución.

De todos modos, la mayoría de los analistas creen que la decisión de Kaczynski de no firmar el texto ya aprobado por el parlamento polaco es más una cuestión de política interna que internacional, en medio de su convivencia con un primer ministro de un signo político distinto, el liberal pro-europeo Donald Tusk, mucho más popular que él.

Si la declaración polaca fue inesperada, Sarkozy puede considerarse responsable del segundo gran conflicto con el que se abrió la presidencia francesa: la dura disputa con el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, por la posición del bloque en las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El lunes por la noche, Sarkozy dijo que "no permitirá" un acuerdo en la Ronda de Doha que sacrifique la producción agrícola europea y la pérdida de 100.000 empleos "en aras del liberalismo mundial", acusando a Mandelson y al director general de la OMC, Pascal Lamy, de querer que la UE vaya en contra de sus intereses.

La reacción de Mandelson no se hizo esperar: "Estoy decepcionado por lo que dijo el presidente Sarkozy. En un momento como éste, cuando la UE entra en una negociación difícil, necesitamos unidad, no división", dijo el comisario británico el martes en París.

Por su lado, la Comisión Europea brindó su apoyo a Mandelson, reiterando "su plena confianza" en el "muy buen trabajo" que cumple como negociador jefe en nombre de los 27 Estados miembro de la UE.

Lo cierto es que la disputa y, sobre todo, la posición intransigente de Francia amenazan con echar por la borda los esfuerzos de Lamy para tratar de llegar a un acuerdo de último minuto en una reunión de ministros de unas treinta grandes potencias comerciales que tiene previsto convocar el próximo 21 de julio en Ginebra.

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