jueves, 10 de julio de 2008

El automóvil reconoce su crisis / Primo González

Malos vientos corren para la industria española y peor que puede que corran en los próximos meses. Los fabricantes de coches acaban de dar a conocer su segunda revisión de previsiones para el conjunto del año, a la baja naturalmente, de forma que ahora esperan un retroceso del 20% en las matriculaciones. Hace apenas dos meses habían revisado a la baja sus previsiones situándolas en torno al 7% o incluso el 8% de retroceso en las ventas. Habían iniciado el año con una primera estimación entre el 2% y el 3% de caída.

Esta revisión que acaban de anunciar es, por lo tanto, de campeonato. Significa que uno de cada cinco coches de los vendidos en el mercado español en el año 2007 no se venderá este año. España es uno de los mayores mercados del mundo para la industria automovilística aunque ha adquirido un peso notable como fabricante, ya que ocupa la tercera posición en Europa y la séptima mundial, con una producción de unos 2,9 millones de vehículos (2,2 millones de turismos), un 83% de la cual se destina a la exportación.

El mercado español del automóvil se alimenta tanto de los coches que aquí se producen y no se exportan como los que se importan del exterior. Por lo tanto, una caída de las ventas en el mercado doméstico afectará en similar medida a los fabricantes españoles y a los de otros países que venden sus marcas en España.

En teoría, si los fabricantes españoles consiguen trasladar a la exportación los coches que dejan de vender en España, la situación sería menos preocupante. Pero la debilidad del mercado interior español está coincidiendo, quizás con menor intensidad, con un debilitamiento de la demanda de automóviles en toros mercados europeos, afectados también por el menor pulso económico y en algunos casos por crisis similares a la española.

Exportar fuera de la Unión Europea, hacia países con divisas de menor entidad que el euro, se hace difícil precisamente por la fortaleza del tipo de cambio europeo. No sería improbable, por ello, que el descenso de las ventas acabe por traducirse en un importante retroceso de la producción y, a la postre, en una caída del empleo, tanto directo como indirecto.

La industria del automóvil es un importante sector de síntesis de la industria en general, por lo que sus cifras tienen un valor testimonial importante, que en gran medida puede ser trasladado al conjunto del sector industrial.

Tras la industria fabricante principal (once empresas de montaje) hay un importante sector de fabricación de componentes que tiene un peso muy considerable, con 250.000 trabajadores empleados en miles de empresas de menor tamaño, que en los últimos años están viéndose sometidas a un proceso bastante acelerado de ajuste ya que las deslocalizaciones industriales han alcanzado niveles muy preocupantes.

Los traslados de la producción hacia países con menores costes, tanto del Norte de África como, sobre todo, del Este de Europa, están a la orden del día y el proceso puede acelerarse en los próximos meses.

El sector, por lo tanto, tiene todas las papeletas para engrosar la lista de sectores económicos en crisis. El del automóvil es uno de los baluartes de la industria y de la economía española, en menos medida que el turismo, el más importante de todos, pero de una indudable importancia. Si la industria del automóvil no logra exportar lo que no va a poder vender este año en España, la producción se reducirá tanto en la industria principal como en la auxiliar o de componentes.

Algunos analistas, y sobre todo algunos políticos, en un exceso de optimismo, habían estimado que la caída del empleo en el sector de la construcción (de momento, el más afectado por la crisis) se vería compensada gracias a la mayor actividad en otras actividades económicas, la industria por ejemplo.

Desgraciadamente, las evidencias que se pueden observar casi a diario no van en esa dirección. La industria española ha entrado ya desde el pasado mes de mayo en una etapa de sensible menor actividad. El realismo de los fabricantes de coches anunciando un reajuste drástico de sus expectativas de ventas en el mercado interior aporta un dato nuevo que tendrá su impacto en las previsiones económicas generales del país para el conjunto del año.

Con recortes del orden del 20% en un sector tan importante como este, la dimensión de la crisis económica es indudablemente bastante más seria.

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