martes, 1 de julio de 2008

El FMI advierte sobre riesgo de crisis por el precio de petróleo y alimentos

WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió este martes contra el peligro del estallido de crisis financieras en el mundo debido a los altos precios del petróleo y de los alimentos, y por sus repercusiones sobre "la balanza de pagos de muchos países".

"Un período prolongado con precios cercanos a los niveles actuales o por encima de ellos tendrá un impacto serio sobre la balanza de pagos de muchos países", señaló el organismo multilateral. "Además, la inflación está en alza, lo que afecta a todos los países, y se ven amenazados los equilibrios presupuestarios", señaló.

"Algunos países están a punto de venirse abajo", subrayó el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, citado en un comunicado. "Si los precios de los alimentos siguen aumentando y si las cotizaciones del petróleo se mantienen, algunos gobiernos ya no estarán en condiciones de alimentar a su población ni de mantener la estabilidad de sus economías", añadió el ex ministro francés.

El riesgo de crisis parece tanto mayor debido a que "el aumento de los precios de los alimentos debería tomar más tiempo que el habitual para ser reabsorbido, puesto que cabe esperar nuevos aumentos de la producción de biocombustibles, la búsqueda de un crecimiento fuerte en las economías emergentes y en desarrollo, y el impacto sobre los costos de los niveles elevados de los precios del petróleo", añadió el Fondo.

Se trata de la primera tentativa del FMI de evaluar el impacto macroeconómico de los precios elevados del petróleo y de la alimentación.

El Fondo, cuya misión fundamental es impedir el surgimiento de crisis en las balanzas de pagos, advirtió en particular de que la disparada del petróleo tendría un "impacto elevado" sobre 81 países pobres o de ingresos medios.

El FMI subrayó que 33 países importadores netos de alimentos sufrirían un aumento de su factura de 2.300 millones de dólares, o el 0,5% de su Producto Interno Bruto desde enero de 2007. En el mismo período, los efectos del petróleo caro amputaron recursos de 59 países pobres importadores de crudo en 35.800 millones de dólares (2,2% de su PIB).

El FMI señaló la gran vulnerabilidad de los países pobres que son importadores netos de alimentos. En estos países las familias consagran ya más de la mitdad de sus recursos a la alimentación, recordó.

El aumento de los precios del petróleo pesa asimismo más que la de los precios de los alimentos en la balanza de pagos, puesto que las importaciones de crudo son dos veces y media más elevados que las de alimentos.

Para el organismo, un "abordaje multilateral" se impone si se desea impedir que los países más pobres se hundan en la crisis, en vista de la persistencia de los altos precios del petróleo y de la alimentación.

Ante la prensa, Strauss-Kahn indicó que esperaba "decisiones fuertes" sobre este tema en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 8 (G8) países más industrializados, que tendrá lugar entre el 7 y el 9 de julio en el norte de Japón.

El director adjunto del FMI, Mark Plant, expresó su esperanza de que el G8 permita impulsar las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, puesto que su conclusión "será necesaria para que el mercado agrícola mundial, así como los demás mercados, funcionen bien".

Plant añadió que el tema del desarrollo y de los subsidios a los combustibles apropiados y al etanol deberá asimismo ser abordado debido a la "actual tensión entre el uso de las cosechas para combustibles y para alimentación".

En América Latina, entre los países de bajos ingresos que necesitarán ayuda financiera urgente están Nicaragua, Honduras y Haití, y aun cuando entre los de medianoa ingresos también hay otros que requerirán de esa ayuda, algunos de ellos, como Argentina, se alzan como los "ganadores netos" del encarecimiento de los de alimentos, dijo un funcionario del Fondo.

"En países como Argentina hay ganancias en el nivel macroeconómico, pero ello no disminuye las diferencias entre la forma en que resultan afectadas las poblaciones urbanas y rurales, sean las naciones ricas o pobres", dijo Mark Plant, subdirector de políticas de desarrollo del FMI, quien participó en un coloquio con otros funcionarios sobre detalles del estudio luego de la intervención de Strauss-Kahn.

"Algunos países están entre la espada y la pared", indicó. "Si los precios de los alimentos suben más y los del petróleo se mantienen como están, ciertos gobiernos no podrán alimentar a sus pueblos y mantener al mismo tiempo la estabilidad de sus economías".

Strauss-Kahn no mencionó cuáles serían los gobiernos más afectados, pero propuso una movilización y cooperación internacional para asegurar un abastecimiento apropiado de alimentos y preservar a su vez los beneficios en la reducción de la pobreza derivados en años recientes del rápido crecimiento, baja inflación y posiciones mejoradas en los presupuestos y balanzas de pagos.

En esa movilización, indicó, deben participar "los países afectados, donantes y organizaciones internacionales" en busca de soluciones flexibles debido a que cada país es diferente y las recetas varían entre uno y otro.

El FMI dijo que la inflación anual en los alimentos para 120 países de bajos ingresos y mercados emergentes subió a 12% hacia fines de marzo de 2008 de un 10% en los tres meses previos, mientras que los precios de los combustibles se aceleraron al 9% del 6,7% en el mismo periodo, con una tendencia al agravamiento.

En el campo fiscal, el Fondo dijo que algunos países se verán en la necesidad de ablandar sus posiciones fiscales mientras otras necesitarán crear espacios fiscales mediante incrementos de ingresos, recortes de gastos o asegurándose donaciones externas y préstamos con facilidades.

En el terreno monetario, las políticas deben tender a evitar la expansión hacia una inflación más generalizada. El FMI dijo que la persistencia de precios altos en los alimentos y combustibles puede hacer necesaria una depreciación en la tasa de cambio real para los importadores netos de esas materias primas.

En el campo comercial, los mercados globales de alimentos deben mantenerse abiertos y las políticas restrictivas, como impuestos a las exportaciones y prohibiciones, deben ser eliminadas a fin de mantener los incentivos apropiados para productores y consumidores.

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