martes, 1 de julio de 2008

Francia asume la presidencia de la UE con un trasfondo de crisis

PARÍS.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, tomó las riendas este martes de la presidencia de la Unión Europea (UE) en un clima de crisis, agravado por el rechazo del presidente polaco a ratificar el Tratado de Lisboa y las críticas candentes procedentes de Bruselas.

El mismo día en que entraba en vigor la presidencia francesa por seis meses, Sarkozy recibió dos malas noticias seguidas. La primera llegó de Varsovia, cuando el presidente Lech Kaczynski anunció por sorpresa que no ratificaría el Tratado de Lisboa por considerar que "no tenía sentido" después del "no" irlandés a ese texto.

Sarkozy aseguró que "no podía imaginar" que su homólogo polaco "pudiera poner en entredicho su propia firma", la que él mismo estampó en la parte inferior del documento, primero en Bruselas y luego en Lisboa.

El segundo revés del día vino de Bruselas, pues el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, consideró "injustificados" los ataques que recibe de Sarkozy. Y estimó, sobre todo, que estas críticas perjudicaban la unidad europea en las negociaciones en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sarkozy arremetió el lunes por televisión contra una posición defendida en la OMC, en nombre de la UE, por Mandelson sobre la agricultura y aseguró que no "dejaría hacer".

De todos modos Mandelson viajó a París este martes junto con los restantes miembros de la Comisión Europea, llegados con su presidente, José Manuel Barroso. Asistió a un almuerzo seguido de una reunión con el primer ministro francés, François Fillon, y su gobierno. En cambio se disculpó por no acudir a la cena en el palacio presidencial del Elíseo.

En la escalinata de este palacio, Sarkozy quiso restar importancia al alcance de sus "desacuerdos" con Mandelson, diciendo que las discrepancias son el resultado del debate y que en Europa no se debate lo suficiente. "No está prohibido tener desacuerdos en Europa (...) Es porque en Europa no se debate lo suficiente que no se consigue hacer comprender los desafíos europeos", añadió.

"Abordamos esta presidencia con seriedad porque la situación es difícil y los desafíos se acumulan", declaró Fillon. Barroso por su parte habló de "una Europa a prueba".

Sarkozy tiene mucho por hacer a raíz del rechazo en Irlanda del Tratado de Lisboa, un texto que aspira a rescatar a Europa de la crisis institucional en la que quedó sumida por los "noes" de Holanda y Francia a la Constitución Europea.

El rechazo del presidente polaco se suma a la incertidumbre reinante entre los checos, en un momento en que Sarkozy quería que el problema quedase reducido a Irlanda. "No tenemos mucho tiempo" para encontrar una solución antes del "límite" de las elecciones europeas de junio del 2009, recordó insistiendo en que cualquier ampliación quedaría bloqueada en la práctica.

Entretanto, París exhibía los símbolos unitarios con su Torre Eiffel vestida de azul y decorada con las doce estrellas de la bandera europea y una ceremonia solemne en el Arco de Triunfo de los Campos Elíseos.

Pese al clima de crisis, Sarkozy hizo alarde de su voluntarismo. Dijo haberse puesto de acuerdo con Barroso sobre dos "acciones concretas": un plan para la enfermedad de Alzheimer y un programa de formación 'Erasmus' para favorecer la movilidad de los jóvenes aprendices partiendo del modelo existente para los estudiantes.

Francia fijó cuatro prioridades "concretas" para su semestre: la adopción de una serie de medidas sobre el clima y la energía, un pacto sobre inmigración y el impulso en materia de defensa y agricultura. Pero, para dar brillo a su presidencia, Sarkozy cuenta por encima de todo con el lanzamiento de su proyecto de Unión para el Mediterráneo el 13 de julio en París.

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