lunes, 21 de julio de 2008

La crisis golpeará a Portugal, de manera sostenida, hasta 2010

LISBOA.- Portugal echó marcha atrás en el primer trimestre. La crisis golpeará a Portugal de manera sostenida hasta 2010. Así de negro ve el futuro del país vecino el Banco de Portugal, que pronostica que la economía crecerá un 1,2% en 2008 y un 1,3% en 2009, según "El País".

El primer ministro, José Sócrates (socialista), ha prometido un aumento de las deducciones para los escalones más bajos del IRS (equivalente al IRPF) en materia de gastos de vivienda, y una modificación de los límites máximos del impuesto municipal sobre inmuebles.

Además, el Gobierno aprobó el impuesto conocido como Robin Hood: un tributo excepcional del 25% a las compañías petroleras, cuyos activos están por las nubes, financiará gastos sociales.

En Portugal los pequeños negocios no van del todo mal. Siempre condicionados por una demogafía modesta (diez millones de habitantes, algo más que Andalucía), los portugueses no han tenido, ni en sueños, un despegue económico tan espectacular como el español, de manera que ahora no les aguarda el aterriza como puedas de Martinsa y Fadesa. Portugal navega. España, ay, ay, ay, que se la pega, según "La Vanguardia".

"Si España va mal, nosotros iremos mal, porque la economía penínsular es un hecho real. No nos engañemos, la Península Ibérica existe y funciona como un sistema integrado. Para compensar la crisis española, Portugal deberá poner ahora el acento en los negocios con Brasil y Angola, cuya economía va como un cohete.

Brasil es la nueva gran potencia americana y Angola va en camino de desbancar a Sudáfrica".

El diagnóstico es de Luís Reto, presidente del Instituto Superior de Ciencias del Trabajo y de la Empresa.

"El problema es que nuestras ex colonias son demasiado grandes", dice Reto.

Brasil, que un día podría comprar Portugal, es hoy el gran motor de expansión de la lengua de Camões. Apunta el dato, Arcadi Espada: atraídos por la pujanza brasileña, Venezuela y Paraguay han incorporado el portugués a la enseñanza secundaria. Un furor bilingüe parece que baja por el río Paraná.

Portugal navega. Bascula. Amarrado para siempre a la Península, espera el AVE de Madrid y cruza los dedos ante la hecatombe del ladrillazo.

Sin embargo, la crisis económica no ha detenido, por ahora, el flujo de trabajadores entre Portugal y Galicia, en el norte de España.

Lo confirman los sindicatos de uno y otro lado de la frontera y lo corrobora el conselleiro gallego de Trabajo, Ricardo Varela: "De momento, no se ha notado una disminución del intercambio, aunque si la crisis persiste, acabará afectando".

Trabajo calcula que más de 15.000 portugueses están empleados al otro lado del Miño, la mitad en la construcción. Las denuncias sobre las condiciones de explotación de los trabajadores han llevado a las administraciones de los dos países a anunciar la creación de un servicio de inspección transfronterizo.

Entre otras cosas, para acabar con las tensiones que la diferencia de derechos laborales está causando entre gallegos y portugueses, según alertan los sindicatos.

La crisis ha extendido el temor a que las condiciones de trabajo se degraden más y acabe explotando la tensión entre gallegos y portugueses. Los empleados de la construcción denuncian que sus condiciones están empeorando por la competencia de los trabajadores vecinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario