El sistema en cuestión obliga a que al menos el 60% de los componentes utilizados en coches chinos estén fabricados en China. De lo contrario, los importadores pagan un arancel adicional del 15% que se suma al 10% que se aplica normalmente a estas piezas.
El portavoz de Comercio de la Comisión, Peter Power, celebró el dictamen de la OMC y pidió a China que "actúe rápidamente para eliminar cualquier discriminación y para que todo el mundo pueda competir en pie de igualdad en el sector automovilístico en China".
El dictamen señala que las reglas que impone China a las importaciones de piezas de coches son contrarias a las normas de la OMC y a los compromisos asumidos por Beijing ante esta organización. En concreto, vulneran la prohibición de que las medidas regulatorias y fiscales internas discriminen a los productos importados respecto a los productos domésticos.
China tiene ahora la posibilidad de recurrir el dictamen, y para ello cuenta con un plazo de entre 20 y 60 días. Si no lo hace, estará obligada a modificar sus reglas para ajustarlas a las exigencias del dictamen.
La UE llevó el caso de los aranceles chinos a las piezas de coches ante la OMC en marzo de 2006 después de haber intentado resolver el problema de forma negociada. EEUU y Canadá se unieron a continuación a la denuncia de Bruselas.
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