martes, 1 de julio de 2008

La situación empeora a marchas forzadas en Gran Bretaña / Lesson Sherry

Negro se presenta el panorama para la economía británica. Ya hemos contado muchas veces el tremendo impacto que ha tenido la crisis crediticia en el sector financiero. Ahora, llega una oleada de los llamados ‘efectos colaterales’ en el sector inmobiliario.

El caso británico no es exactamente igual al español. Los dos países presentan una importante caída de la demanda, aunque en el caso inglés parece más por la dificultad de lograr una hipoteca que por falta de interés real. Ahora mismo apenas se conceden unas 40.000 hipotecas mensuales en el Reino Unido. Antes de la crisis crediticia se otorgaban unas 120.000 de media.

De hecho, nunca se habían concedido tan pocas, al menos desde que se calcula este indicador hace nueve años. Esto significa que los bancos han cerrado el grifo (excepto Abbey, la filial del Santander, que aseguran los más enterados que actualmente concede el 25 o incluso el 30 por ciento de los créditos para comprar vivienda) y los compradores se ven en la encrucijada de no poder comprar porque no cuentan con el apoyo financiero necesario.

Con este panorama, la situación de las inmobiliarias da una nueva vuelta de tuerca. Primero fueron las pérdidas porque había que reducir el valor de los activos. Ni el suelo ni los edificios valen lo mismo, algo que hay que reflejar en las cuentas. Ahora llega la segunda oleada. No hay dinero para financiar la actividad corriente, así que hay que acudir al mercado para conseguir fondos.

La agencia inmobiliaria está buscando desesperadamente 600 millones de euros con los que evite la suspensión de pagos. Lo que tiene en común esta inmobiliaria y las españolas es el varapalo que se ha llevado en bolsa: un 70 por ciento en lo que va de año. Este miércoles presenta sus resultados del primer semestre, lo mismo que su rival John Wood. Lo que digan puede provocar un nuevo terremoto en las cotizaciones.

También esta semana conoceremos la evolución del precio de la vivienda en junio. Dos de las principales referencias, HBOS y Nationwide, dirán probablemente que el coste de las casas está retrocediendo entre un 6 y un 8 por ciento interanual. Como dirían los castizos, lloverá sobre mojado, porque el dato llegará tras conocerse una caída de la confianza de los consumidores y de los empresarios.

En los dos casos, sus indicadores se sitúan en mínimos de casi dos décadas. Sólo falta que el Banco de Inglaterra, que presenta su informe sobre las condiciones del mercado crediticio, se ponga en la versión más apocalíptica. Podría ser la gota que colme un vaso al que le falta poco por rebosar.

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