viernes, 25 de julio de 2008

Los países pobres temen el olvido de las metas de desarrollo en la Ronda de Doha

GINEBRA.- Los países pobres observan las negociaciones comerciales de Ginebra con dos grandes inquietudes: la de un fracaso definitivo y la de un éxito conseguido por los países ricos y las potencias emergentes a costa del sacrificio de sus ambiciones de desarrollo.

El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Pascal Lamy, convocó esta semana a los ministros de 35 de los 153 países de la entidad para salvar la Ronda de Doha, lanzada en noviembre de 2001 con la intención de finalizarla en 2004.

Esa Ronda fue apodada 'Ronda del Desarrollo' porque apuntaba a abrir los mercados agrícolas de los países ricos para compensar las fuertes desigualdades creadas por la liberalización comercial de los años 90.

Pero las cosas se arrastran hasta ahora, y son discutidas esencialmente por las siete mayores potencias comerciales -Estados Unidos, Unión Europea, India, Brasil, Japón, Australia y China- representantes de dos categorías de países: los industrializados y los grandes emergentes.

Ambos grupos invocan a menudo la causa de los más pobres. Brasil dice que todos se beneficiarían de una apertura de los mercados agrícolas del Norte. La Unión Europea sostiene que la pérdida de las ventajas arancelarias que otorga a muchas de sus ex colonias beneficiaría principalmente a grandes terratenientes latinoamericanos.

Los países pobres que observan la partida de los grandes expresaron esta semana sus inquietudes y les pidieron que busquen soluciones y no hablen por boca de los demás.

"Sabemos que cada uno de los Siete tiene dificultades, ambiciones y sensibilidades (...) Pero por favor no salgan de este salón diciendo que tomaron tal o cual decisión en nombre de los países en desarrollo que están afuera", dijo el ministro de Comercio costarricense, Marco Vinicio Ruiz, en una reunión ampliada de ministros del jueves por la noche. Si el proceso fracasa, "tendremos que enfrentar serias consecuencias", agregó.

El ministro de Comercio de Kenia, Uhuru Kenyatta, quiere creer que la Ronda tendrá éxito y que no perderá el foco del desarrollo. "Ese es el mandato de la Ronda (...) y es por eso que estamos aquí y que estamos comprometidos con ese proceso", dijo Kenyatta. El dirigente africano cree que tanto Europa y Estados como los emergentes "podrían ofrecer más".

"Necesitamos más flexibilidad de todos los negociadores, no queremos que a esta altura se diga que hubo un fracaso por culpa de tal o cual parte o de tal o cual individuo", agregó.

El viceministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Didier Olmedo, parece resignado a un acuerdo menos favorable de lo previsto a los países más pobres. "Hace rato que perdimos el optimismo por el objetivo ideal; esta se ha convertido en la 'Ronda de lo posible'", dijo.

"Las concesiones (en materia agrícola) son anuladas por medidas restrictivas", lamentó, antes de advertir: "No se puede negociar con el hambre de nuestros ciudadanos. Eso es inaceptable".

El número dos de la misión de la República Democrática del Congo en Ginebra, Fidel Sambassi, deplora que en las negociaciones "las demandas africanas sobre el algodón o el banano hayan sido dejadas de lado".

El diplomático cree que hubo un retroceso de la agenda del desarrollo. "Después de los atentados del 11 de septiembre (de 2001 en EEUU), los países desarrollados vieron que la mayoría de los terroristas venían de países pobres y que a través del comercio podían ayudar a mejorar la situación de esos países", dijo Sambassi.

"Pero después de tres años de negociaciones, (EEUU y la UE) no quisieron abandonar la agricultura, que es un sector muy importante para ellos, pese a ser menos importante que los productos industriales", prosiguió.

"Ahora, los países desarrollados miran más del lado de los emergentes como Brasil, India y China" y "cuando los elefantes negocian, dejan a los pequeños de lado", ironizó Sambassi.

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