jueves, 31 de julio de 2008

Nuevos signos inquietantes para la economía de la zona euro

BRUSELAS.- Las señales de alarma se acumulan en la eurozona, con el anuncio el miércoles de la mayor caída mensual de la confianza económica desde octubre de 2001, justo después de los atentados de Estados Unidos, y las previsiones de un nuevo récord de la inflación.

Además, la inflación volvió a acelerarse en julio, estableciendo un nuevo récord de 4,1% interanual, después de registrar 4% en junio, según una primera estimación publicada este jueves por la oficina europea de estadísticas Eurostat.

El índice de confianza económica, que agrupa la opinión de los empresarios y de los consumidores, perdió 5,3 puntos en julio respecto al mes anterior y se situó en los 89,5 puntos, según la encuesta publicada por la Comisión Europea.

Es el nivel de confianza más bajo desde marzo de 2003 y la mayor caída mensual desde 2001, superando las previsiones de los analistas, que situaban este índice en los 93 puntos.

Para explicar esta "horrible" pérdida de confianza, muestra de la desaceleración económica europea, Howard Archer, economista de Global Insight, cita especialmente el incremento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) el pasado mes, lo que ha encarecido el crédito, y los temores a un nuevo endurecimiento de la política monetaria.

La confianza cayó en julio en todos los sectores, aunque fue "particularmente pronunciado en los servicios", según la Comisión.

Significativos fueron los descensos en Italia (-9,6 puntos en un mes) y Gran Bretaña (-7,2 puntos) y algo más moderados en Francia (-4,7 puntos), en Alemania (-4,2 puntos) y en Holanda (-3,9 puntos).

Según otra encuesta de la Comisión, el índice del clima de negocios, que sólo mide la confianza de los industriales, también reculó -0,21 puntos contra un +0,13 puntos en junio.

"La economía de la zona euro ha entrado en un semi-estancamiento. El riesgo de recesión antes de que acabe el año ya no es desdeñable", advirtió el analista del Bank of America, Holger Schmieding.

El petróleo caro y el euro fuerte, las turbulencias en los mercados financieros y la desaceleración de la economía norteamericana, son algunos de los ingredientes que explican los malos indicadores europeos.

En Bélgica, generalmente considerada como muy representativa de la tendencia europea, el crecimiento se ralentizó en el segundo trimestre al 0,3%, después de haber alcanzado el 0,5% en el trimestre anterior, según datos publicados el miércoles por el Banco Central belga.

El otro factor que explica la preocupante situación económica de la eurozona es la inflación, que en junio se situó ya en un nivel récord (4% anual) desde la creación de la eurozona, pero que podría dispararse aún más en julio de acuerdo con las cifras avanzadas por algunos países.

En Bélgica, la inflación alcanzó en julio su nivel más alto en los 24 últimos años, con un 5,91% anual (tras un 5,80% en junio), anunció este miércoles el ministerio belga de Economía.

En la primera economía de la zona euro, Alemania, el IPC alcanzó el 3,3% sobre un año, su nivel más alto en 15 años, según una primera estimación anunciada el martes en base a los datos de varios estados federales.

La primera estimación de inflación en julio para el conjunto de la zona euro se conocerá este jueves. Los economistas interrogados por Dow Jones Newswires esperan un nuevo récord desde la creación de la eurozona en 1999, con un 4,2% anual.

Esto colocaría al BCE en una posición delicada, cuyo objetivo teórico es una inflación ligeramente inferior al 2%. Pero endureciendo la política monetaria con un nuevo incremento de los tipos de interés, la institución con base en Francfort podría hundir aún más el crecimiento europeo.

Uno de los casos más representativos del frenazo económico en la zona euro es el protagonizado por España, uno de los países de la región con mayor crecimiento económico en los últimos años (3,8% en 2007) y que vio como su economía creció sólo el 0,1% en el segundo trimestre, estimó el miércoles el Banco de España.

Claro que algunos observadores se temían lo peor, un crecimiento nulo, preludio de una hipotética recesión.

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