lunes, 21 de julio de 2008

Rusia quiere hacer que Europa dependa de su energía

BERLÍN.- Uno de los sueños europeos es no depender de un país que, según los estudios del Instituto Fraser, cada vez tiene un perfil más autoritario. Sin embargo, Rusia, a través de su empresa energética pública, Gazprom, podría proporcionar más del 50 por ciento del gas que recibe Europa si continúa extendiéndose sobre Oriente Medio y el norte de África.

Alexei Miller, presidente de Gazprom, viajó la semana pasada a Libia con el objetivo de comprarle en el futuro todos los volúmenes disponibles de gas natural, gas licuado y petróleo que el país quiera exportar. Angela Merkel ha visitado esta semana su capital, Trípoli, sin conseguir que el gobierno accediese a firmar unos contratos que podían haberle permitido a Alemania no depender, como ahora, en un 40 por ciento del gas ruso.

Libia no es cualquier país. Posee las mayores reservas de petróleo y las cuartas de gas de todo el continente africano. Y Gazprom no es cualquier empresa, porque se trata de la corporación más importante de Rusia y se ha convertido en la vanguardia de la política exterior del Kremlin.

Las grandes empresas energéticas, sobre todo las controladas directa o indirectamente por los Estados, podrían jugar un papel cada vez más importante en una escena internacional en la que el petróleo ha multiplicado su valor por más de cuatro en los últimos seis años.

El Kremlin ha amenazado a Bielorrusia, Georgia y Ucrania con cortarles el suministro de gas si seguían acercándose a la OTAN y a la Unión Europea en detrimento de la influencia de Moscú. Chequia experimentó en sus carnes un corte del gas la semana pasada por apoyar el escudo antimisiles de Estados Unidos.

Según Miller, Gazprom y el gobierno libio firmarán un convenio a finales de este año, aunque lo más probable sea que su presidente, Muammar el Gaddafi, no acceda a venderles todas sus exportaciones. Esperará, seguramente, a obtener un precio mejor si diversifica a sus compradores.

Gazprom no desconfía de la falta de seguridad jurídica de Irán, que ha provocado la estampida de corporaciones extranjeras como Total y Repsol.

Las autoridades rusas, al igual que las chinas, creen comprender la dinámica del régimen de los ayatolas y no les preocupa que el país pueda verse aislado por un programa de enriquecimiento de que ha condenado la comunidad internacional a través del Consejo de Seguridad de Naciones o de la Agencia Internacional de la Energía Atómica. Alexei Miller concluyó ayer domingo en Teherán un acuerdo marco con el Ministerio de Petróleo.

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