lunes, 21 de julio de 2008

Se inicia el duro tira y afloja entre ricos y emergentes en la OMC

GINEBRA.- Países ricos y emergentes tantearon el lunes sus posiciones en el tira y afloja que se inició en Ginebra para saber si las negociaciones multilaterales de comercio se quedan en la nada o si avanzan hacia un desenlace capaz de dinamizar a la desalentada economía mundial.

La primera reunión de los cerca de 40 ministros que participan en el cónclave de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para salvar la Ronda de Doha fue "totalmente inútil", definió el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.

"Tal vez haya sido una reunión necesaria, había que hacerla, pero realmente totalmente inútil desde mi punto de vista, porque no oí ninguna idea nueva, ninguna sugerencia. Esperemos a mañana", declaró.

En la reunión previa con delegados de los 152 países miembros de la OMC, los principales actores evitaron mostrar sus cartas y afirmaron que correspondía a los demás hacerlo en primer lugar.

Estados Unidos se declaró dispuesto a hacer concesiones agrícolas, a condición de que los emergentes hagan otro tanto en el área industrial. Y Brasil, líder del G20 de países emergentes, afirmó que Estados Unidos debía dar el ejemplo, dando a conocer sus propuestas, para dinamizar las negociaciones.

La Unión Europea (UE), que en varias ocasiones sostuvo que ya había dado todo lo que podía, anunció que de todos modos sus recortes arancelarios podrían llegar a 60%, en lugar de 54% en discusión, gracias a la prevista inclusión de nuevos productos en la lista de ítems que se benefician de menores derechos aduaneros.

La delegación brasileña juzgó que el anuncio con bombos y platillos de una medida prevista tenía meros fines de "propaganda".

El único resultado tangible de la jornada fue la aceptación por parte de doce países emergentes de topes tarifarios para la mayoría de sus importaciones de bienes industriales, lo cual dará mayor seguridad al comercio, pues impedirá la arbitrariedad en el alza de los gravámenes.

El principio ya había sido aceptado, pero faltaba sacar de corchetes los números de la declaración final.

Las negociaciones de Ginebra son consideradas cruciales, pues un fracaso supondría en el mejor de los casos otro año de atraso, necesario para la aclimatación de quien suceda en enero próximo a George W. Bush en la presidencia de Estados Unidos.

La Ronda de Doha, que se inició en 2001, debía concluir a fines de 2004.

La representante de Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab, llamó a tener en cuenta que los países en desarrollo pagan "el 70% de los aranceles" de sus exportaciones "a otros países en desarrollo, y no a los países desarrollados", y que por eso no debían focalizar sus reclamos en los ricos.

Los reclamos de los países emergentes sobre productos agrícolas se concentran en dos puntos: acceso a mercados (tarifas aduaneras) y apoyos internos a los productores de los países ricos.

Las discusiones se llevan a cabo en un ambiente de fuerte morosidad de la economía mundial y de cuestionamientos sobre las ventajas del sistema multilateral de comercio, agravados por la escalada de los precios de los alimentos y del petróleo.

Según el director general de la OMC, Pascal Lamy, "un resultado equilibrado de la Ronda de Doha puede dar un fuerte impulso para estimular el crecimiento económico".

Schwab afirmó que un acuerdo podría también tener un impacto "psicológico" importante para dinamizar el sistema.

Y el ministro egipcio de Comercio e Industria, Rachid Mohamed Rachid, alertó que lo que está en juego "no es sólo el sistema de comercio mundial" pues un fracaso amenazaría con "minar la seguridad y la estabilidad planetarias".

El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó que "los países más pobres serán los principales perdedores" de un eventual acuerdo en la OMC, en un comunicado distribuido en la sede de la organización.

La Ronda empezó a negociarse en 2001 y "después de siete años está anclada en el pasado y desactualizada de los fenómenos más importantes que estamos viviendo: la crisis alimentaria, la crisis energética, el cambio climático y la diversidad cultural", sostiene en esa misiva el jefe del Estado boliviano.

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