BRUSELAS.- Los países de Europa Oriental deberán abrir sus fronteras a nuevas olas de inmigrantes para impedir que el envejecimiento de la población paralice sus economías, advirtió el miércoles un economista del Banco Mundial.
Después de años de exportar mano de obra hacia el oeste, Polonia, Ucrania, Bulgaria y las repúblicas del Báltico deben traerla desde afuera de Europa para compensar su decadencia demográfica. Caso contrario no tendrán posibilidad de alcanzar a las economías occidentales, dijo Pradeep Mitra, economista jefe del banco para Europa y Asia Central.
"No cabe duda de que se necesitará inmigración para compensar la escasez de mano de obra", dijo Mitra a la prensa. "La alternativa es: si no aceptan la inmigración regulada, no piensen que podrán alcanzar los niveles de vida de los 15 de la UE".
Mitra aludía a los 15 países occidentales que comprendía la UE antes del ingreso de otras 12 naciones a partir de 2004.
Al presentar un informe del Banco Mundial sobre la economía de la región, Mitra dijo que la caída de la tasa de natalidad en Ucrania significaría que su población se reduciría en un 20% para el 2025. En el mismo lapso se pronostican caídas del 10% de la población en Bulgaria, Georgia, Bielorrusia, Letonia, Rusia y Lituania.
Millones de europeos del este han emigrado a Europa Occidental en busca de trabajo desde la caída del comunismo y la flexibilización de los controles fronterizos. Sus países de origen padecen escasez de trabajadores, y aunque consigan atraer a los expatriados, tendrán que pensar en nuevas fuentes de mano de obra.
Con todo, reconoció, una oleada inmigratoria podría suscitar racismo y xenofobia en países no habituados a convivir con grandes contingentes de extranjeros.
Mitra advirtió que la sola inmigración no resolverá los problemas de envejecimiento de la población. Será necesarios reformar los sistemas jubilatorio, elevar la edad del retiro y mejorar la educación adulta.
Después de años de exportar mano de obra hacia el oeste, Polonia, Ucrania, Bulgaria y las repúblicas del Báltico deben traerla desde afuera de Europa para compensar su decadencia demográfica. Caso contrario no tendrán posibilidad de alcanzar a las economías occidentales, dijo Pradeep Mitra, economista jefe del banco para Europa y Asia Central.
"No cabe duda de que se necesitará inmigración para compensar la escasez de mano de obra", dijo Mitra a la prensa. "La alternativa es: si no aceptan la inmigración regulada, no piensen que podrán alcanzar los niveles de vida de los 15 de la UE".
Mitra aludía a los 15 países occidentales que comprendía la UE antes del ingreso de otras 12 naciones a partir de 2004.
Al presentar un informe del Banco Mundial sobre la economía de la región, Mitra dijo que la caída de la tasa de natalidad en Ucrania significaría que su población se reduciría en un 20% para el 2025. En el mismo lapso se pronostican caídas del 10% de la población en Bulgaria, Georgia, Bielorrusia, Letonia, Rusia y Lituania.
Millones de europeos del este han emigrado a Europa Occidental en busca de trabajo desde la caída del comunismo y la flexibilización de los controles fronterizos. Sus países de origen padecen escasez de trabajadores, y aunque consigan atraer a los expatriados, tendrán que pensar en nuevas fuentes de mano de obra.
Con todo, reconoció, una oleada inmigratoria podría suscitar racismo y xenofobia en países no habituados a convivir con grandes contingentes de extranjeros.
Mitra advirtió que la sola inmigración no resolverá los problemas de envejecimiento de la población. Será necesarios reformar los sistemas jubilatorio, elevar la edad del retiro y mejorar la educación adulta.
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