martes, 8 de julio de 2008

¿Tercera Arquitectura Financiera Mundial? / Ricardo Valenzuela

Así como el siglo XIX se despidió en medio de la revolución industrial, el siglo XXI inicia dando la bienvenida a la revolución de la informática, de la economía digital, un mundo de mercados sin fronteras. Un mundo convulsionado por los estertores que esta nueva economía sigue provocando en los sistemas financieros del mundo.

Cuando Tailandia se vio forzada a devaluar su moneda en 1997, nadie se imaginaba la debacle mundial que esto provocaría. En los siguientes dos años las crisis financieras se expandieron por el mundo entero. Indonesia, Corea del Sur, Malasia, Filipinas, Hong Kong, Rusia y Brasil fueron los más afectados, sin embargo, muy pocos países permanecieron inmunes. Países, monedas y valores de capital cayeron a un precipicio sin fin, el crecimiento económico se convirtió en recesiones, la riqueza se evaporó, los trabajos fueron destruidos y la pobreza e ignorancia florecieron.

El capital emigró a regiones más estables mientras que los países desarrollados atestiguaban la contracción de sus mercados de exportación. Cuando Rusia declarara moratoria en sus compromisos financieros y pasara a devaluar, cuando en los EU un fondo de inversión encabezado por dos ganadores del premio Nobel de Economía estuvo a punto del colapso —y para variar fue rescatado por papá gobierno—, los sabios establecieron «requisitos más estrictos» para participar en mercados financieros internacionales. El crecimiento de la economía mundial bajó su ritmo de manera considerable.

En aquellos momentos, en las capitales del mundo donde ya «políticos portadores de consciencia social» estaban posesionados —EU, Canadá, Inglaterra, Alemania, Italia, Francia— se iniciaba la letanía en contra de la imperfección de los mercados y la sabiduría de los gobiernos. Aparecía entonces Súper Bill (Clinton) describiendo la situación como: «el reto financiero más grande enfrentado por la humanidad» y, como es su habitual modus operandi, de inmediato sugirió la intervención de los gobiernos del mundo para salvar a la humanidad, claro, a través de más burocracia.

Las crisis financieras no son algo nuevo. Solamente durante los últimos 30 años, como promoción del establishment mundial, más de 100 países han sufrido serios trastornos que han cimbrado sus estructuras. En más de la mitad de esos casos, el total de sus sistemas financieros han caído en la insolvencia y a más del 30% de esas naciones les ha costado por lo menos el 20% de su ingreso nacional.

La crisis de la deuda en América Latina en los años 80’s, le costó a la región la famosa década perdida. México sufrió su peor recesión de los últimos 60 años después de que se tomó la decisión de devaluar en 1994. Nuestra debacle le costó al país un estimado de $500 mil millones de dólares, la quiebra de la banca, el FOBAPROA, y el haber regresado a los mexicanos a los niveles de vida de hace 50 años reduciendo nuestro PIB casi a la mitad.

Ante ese panorama, brincaba Super Bill (Clinton) promoviendo una nueva arquitectura financiera mundial para controlar a los «inconscientes» mercados. De inmediato el Council of Foreing Relations (CFR) conjuntó una fuerza de trabajo encabezada por la economista consentida de Clinton, Laura Tyson, conocida por su admiración por Marx y su amistad con Paul Krugman, el gran discípulo de Keynes.

El CFR es un desconocido organismo que fundó David Rockefeller en 1973 con un sólo propósito: «controlar el mundo.» La manera que tienen para llevar a cabo tal propósito es simple: desactivar los mercados a través controles draconianos y pasar al establecimiento de la famosa «tercera vía».

El establishment ha utilizado el sistema financiero internacional para controlar las economías mundiales provocando problemas entre sus más preciados clientes, los países subdesarrollados y, recientemente, también entre los ya desarrollados como los países asiáticos. ¿Su arma más poderosa? Los tipos de cambio flotantes y el confeti que usamos como dinero. ¿Sus ejecutores? el FMI, la Tesorería de EU y manadas de políticos que «no saben ni quien capó al apache (ignorantes).»

En 1945 el establishment le daba a Keynes la tarea de inventar la fórmula de control mundial. Keynes arribó a Bretton Woods con su idea de la nueva arquitectura financiera mundial de esa época: los acuerdos monetarios de Bretton Woods, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y sentaron las bases para lo que después sería la Organización Mundial de Comercio, arneses que han aprisionado al mundo.

En esta nueva era de la arquitectura financiera global, el establishment mundial arrecia su lucha por desactivar el proceso natural que representa la consciencia colectiva del mercado que se sigue rebelando ante los arneses impuestos. Sólo que hoy lo hacen desesperados pues esa consciencia colectiva se ha armado con la tecnología moderna y está incontrolable. El genio ha escapado, anda suelto y, después de años de supresión y opresión, está pasando la factura a sus captores y la tienen que pagar.

Ante ello, la fuerza de trabajo del CFR discute ya alternativas radicales y desorganizadas como el control del flujo mundial de capitales, dar reversa a el libre comercio mundial, más «reformas» al FMI en las que como plato principal consideran su engrosamiento, un banco mundial a la imagen y semejanza del banco ejidal mexicano, el establecimiento de nuevas supranacionales instituciones regulatorias.

Los intervencionistas han llegado hasta a la burda agresión de Microsoft a quien ellos ven como el símbolo de la liberación del mundo y el motivo fundamental de la pérdida de control que ellos han sufrido.

Los modernos y frustrados Atilas compulsivamente buscan nuevas fórmulas de control, buscan a un nuevo Keynes que les de la poción mágica de opresión. De hecho, como comenta la economista Judy Shelton, en reciente reunión de líderes mundiales en Davos, el discurso de Bush sonó como los de Echeverría en sus buenos tiempos, mientras que el ex presidente Ernesto Zedillo afirmaba que la única salida del vapuleado mundo actual, es el libre comercio y la economía de mercado. Me imagino que a Don Ernesto no lo invitaron a la última reunión del CFR en donde se cambiaron las señales para los jugadores que se barren en segunda sin spikes, sin uniforme, y a veces hasta descalzos.

Desde la barrera, Clinton, Obama y sus pandilleros siguen culpando a las imperfecciones del mercado por todos los problemas de la humanidad. Ahora, si estas crueles y equivocadas políticas siguen teniendo el patrocinio de ese corrupto establishment mundial y el apoyo de «una tercera arquitectura financiera», vale más que los Secretarios de Hacienda del mundo contraten al Gral. McArthur para establecer sus blindajes, porque los que tiene en estos momentos, a Soros (padrino de Obama) le debe de tomar tres días para que terminen en su bolsillo.

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