martes, 15 de julio de 2008

Todos contra todos...y al final el Estado / Carlos Humanes

Los nervios están llegando a tales niveles en la comunidad financiera de EEUU que los portales y las publicaciones especializadas en el sector están a punto de inaugurar una nueva sección intersectorial en la que se recojan cada día los informes que publican los bancos de aquel país con el único objetivo aparente de demostrar que la situación de su competencia, europea o estadounidense, es lamentable.

Casi cada día, un gran banco de inversión entra en el juego y recibe, casi de inmediato, la correspondiente respuesta. De modo que está secuencia que les relató ahora podría quedar obsoleta hoy mismo pero, en cualquier caso, resultará ilustrativa.

El pasado 3 de julio, los analistas de Citigroup publicaban una nota para sus clientes en la que señalaban que el banco suizo UBS iba a tener que realizar amortizaciones por valor de 6.900 millones de dólares en el presente trimestre. Al día siguiente, UBS desmentía tal posibilidad, pero no lograba despejar las dudas por completo porque Goldman Sachs publicaba un informe en el que cifraba en unos 90.000 millones de dólares las necesidades de capitalización de la banca europea y hacía especial hincapié en los bancos suizo.

Por cierto que tanto UBS como Citigroup han publicado sendos informes la pasada semana para señalar la debilidad de la banca mediana española. Una entidades que, por el momento, se las apañan para mostrar en Bolsa unos números bastante mejores que los de su competencia internacional al tener en lo que va de año una rentabilidad promedio que supera en un 13% a su competencia continental, guarismo que aún luce más favorable si las cifras se comparan en un plazo de doce meses. En ese caso, la diferencia se eleva hasta el 35%.

La opinión más extendida entre los analistas es que tendrán mejor acogida los números presentados mientras menor sea el perímetro de las operaciones fuera de balance con que tengan que enfrentarse los expertos a la hora de realizar el correspondiente análisis de las cuentas.

Mientras tanto, siguen llegando informaciones que parecen demostrar que la crisis financiera puesta al descubierto por las hipotecas de riesgo en EEUU se complica cada vez más, a pesar de los inusuales e históricos esfuerzos que realizan tanto la Reserva Federal como el Departamento del Tesoro para atajarla.

En sólo cinco días hemos presenciado como el Fondo de Garantía de Depósitos de EEUU se hacía cargo del quebrado IndyMac, en una nacionalización de pantalón largo, cuando aún no se han apagado del todo los ecos de la intervención que la FED tuvo que realizar sobre Bear Stearns. Y este mismo domingo, los hombres de Bernanke y los de Henry Paulson, actual responsable del Departamento del Tesoro, tuvieron que asegurar que proporcionarían toda la financiación necesaria para que las dos agencias hipotecarias federales, Fannie y Freddie, mantuvieran su solvencia.

Sin embargo, es probable que volvamos a leer en estos días el estribillo mil veces repetido de que lo peor de la crisis ha pasado ya en EEUU, porque allí si saben como se resuelven estas cosas. Lo malo es que la realidad no parece estar de acuerdo con esta cantinela optimista y que, por ahora, lo que queda demostrado es que quizá las autoridades estadounidenses no sepan como solucionar esta crisis, pero sus bancos sí han sabido provocarla.

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