jueves, 7 de agosto de 2008

Qué pasará con el empleo / Primo González

El aumento del paro en España durante los últimos meses, concentrado de forma especial en el sector de la construcción, ha suscitado en medios económicos la pregunta de qué sector de la economía española podría tomar el relevo como fuente de creación de empleo en el inmediato futuro. Los candidatos para ello son dos claramente, el sector servicios y el sector industrial. Pero ambas candidaturas se han debilitado de forma considerable si contemplamos los datos más recientes que aporta la economía.

Por un lado, el sector servicios (comercio y turismo como principales canteras de empleo) se encuentran en momentos poco boyantes por no decir tirando a malos (el comercio, muy afectado por la caída del consumo). Por otro, el sector industrial está registrando una caída real de la producción que no se esperaba con tanta inmediatez y con tal intensidad.

En junio, por ejemplo, la producción de la industria ha caído un 9,0% en términos anuales, en especial la fabricación de bienes de consumo duradero, cuya producción ha caído en más de un 20%, aunque también la fabricación de bienes intermedios lo ha hecho con fuerza, casi un 12%, en buena medida debido a que el sector de la construcción ha dejado de demandar productos industriales de este subsector, situando en posición de crisis a la amplia industria auxiliar de la construcción, que en los últimos años había experimentado un progreso muy considerable.

Gracias a que algunas de estas industrias son altamente competitivas y habían empezado a abrirse paso en los mercados internacionales, la caída de la producción ha sido menor al encontrar la vía de la exportación como canal al que desviar una parte de la producción que el mercado interno ya no absorbe.

A pesar del aumento del paro tanto durante el pasado segundo trimestre (207.400 personas) como en los doce últimos meses (621.600 parados más, es decir, un 35% de aumento anual), la economía española ha seguido creando empleo. En el segundo trimestre del año han sido 22.900 empleos nuevos. En los doce últimos meses, el empleo creado ha sido de 57.800 personas, es decir, un 0,28%, aumento insignificante para una economía que estaba acostumbrada a aumentar su nivel de empleo a ritmos anuales del 3% e incluso superiores, para sostener un crecimiento de la producción que se ha movido en torno al 3% anual durante estos años.

Es destacable el hecho de que tres de los cuatro grandes sectores de la economía española (la agricultura, la industria y la construcción) han destruido empleo durante el segundo trimestre del año. La industria lo ha hecho de forma bastante consistente, nata menos que 68.000 empleos destruidos entre abril y junio, lo que constituye un presagio de lo que posiblemente pueda suceder a lo largo de los dos últimos trimestre del año. Las cifras de producción industrial en declive anticipan ya un panorama muy pesimista para el empleo industrial.

Queda, por lo tanto, solamente el sector servicios, que en el segundo trimestre ha sido capaz de crear nada menos que 255.700 empleos aunque en los doce últimos meses ha creado poco más, unos 284.200 puestos de trabajo, lo que supone un aumento de la fuerza laboral del 2%. La incógnita que se abre, por lo tanto es si el sector servicios será capaz de minimizar las pérdidas de empleo que se van a producir previsiblemente en la construcción y en la industria, especialmente en esta última.

El grueso del sector servicios se reparte entre la actividad comercial y el sector turístico. Por lo visto en estos primeros compases del verano, la actividad turística es la que está afrontando mejor la acometida de la crisis económica, aunque el balance de la temporada veraniega habrá que verlo dentro de dos meses, cuando las empresas hayan echado cuentas. Parece que la gente, el español medio, se ha movido en busca de descanso, pero que el nivel de gasto vacacional se ha contraído de forma notable, lo que puede afectar al mantenimiento del empleo en el sector turístico.

Aún así, el sector servicios, en el que trabajan unos 13,8 millones de españoles (sobre 20,4 millones del total de la fuerza laboral) puede servir de colchón amortiguador de la tremenda pérdida de ocupación que se espera para los dos grandes sectores que más directamente viven la crisis. De no ser así, las cifras de paro podrían alcanzar dimensiones insospechadas.

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