jueves, 7 de agosto de 2008

El BCE no pestañea / Fernando González Urbaneja

Hace un año en el BCE andaban en estado de alerta ante el riesgo de colapso financiero por el efecto de la “subprime”, los bancos recelaban unos de otros hasta paralizar el mercado interbancario con seria amenaza al funcionamiento normal del sistema de crédito. La respuesta de la autoridad monetaria, en Europa y en América fue proporcionar al sistema cuanta liquidez demandara. El problema principal no era el precio del dinero (más caro que antes, aunque no tanto como años atrás) sino el suministro, el mantenimiento del flujo de liquidez que evitara el colapso.

Desde entonces andamos en esas, en que el sistema funcione mientras drena los efectos del atracón previo de crédito y liquidez. El problema hace un año era estimar cuantos activos dañados tenía que soportar y sanear el sistema financiero internacional: ¿un billón de dólares? ¿más? ¿menos?. De momento ya se han ajustado activos por unos 300.000 millones de dólares y se han repuesto recursos propios por más de 200.000 millones de dólares, pero no es suficiente y nadie se atreve a estimar cuanto falta por aflorar y reponer. En cualquier caso la crisis ha dado la cara (mala cara) y está en proceso de ajuste. ¿Podría ir a peor?, nadie lo sabe, quedan efectos por producirse, fusiones por materializarse y algunas otras consecuencias traumáticas, pero no necesariamente sustos mayúsculos.

Los bancos centrales más importantes del mundo han tomado decisiones estabilizadoras estos últimos días, como queriendo mandar una señal de cierta normalidad. La FED, el banco de Inglaterra, el BCE… reconocen que todas las economías desarrolladas recen menos de lo previsto, que los efectos del encarecimiento de las materias primas en la inflación aconsejan no promover políticas monetarias incentivadoras del consumo, pero que tampoco es el momento de pisar el freno y reducir los niveles de crédito.

La FED, atenta al objetivo de defender el empleo al tiempo que controlar la inflación, mantiene los tipos de interés bajos, en el 2%, y no parece que vaya a modificar esa estrategia. Y el BCE, centrado en el objetivo de estabilidad de precios, tal y como reiteran sus responsables, hace otro tanto con los tipos en el 4,.25%, descartando cualquier subida este año, sin apuntar posibles recortes aunque con una puerta abierta a esa hipótesis en cuanto la inflación cambie de sesgo y apunte hacia el 4%.

En la mejor de las hipótesis, si el petróleo se situara en los cien dólares como media para el próximo semestre, si la inflación se acerca al 3%, si no hay nuevas catástrofes financieras, si… pudiera ser que los tipos de interés reales bajen un punto para alivio de endeudados (familias y empresas), que el ajuste toque fondo y que se sienten bases para una recuperación sólida. Incluso pudiera ocurrir antes del 2010 y que el 2008 no sea mejor que el 2009. Demasiadas incertidumbres pero no hay razón como para que las malas noticias sean permanentes.

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