La aerolínea pidió ayer la protección por quiebra, tras casi dos años en busca de un comprador, allanando el camino para su rescate por parte de un grupo de inversores y en lo que sería un golpe para el primer ministro Silvio Berlusconi.
La cifra estimada de despidos del ministro del Trabajo es menor a la cifra sugerida en otras informaciones.
"Espero que sea menos" de 5.000, dijo Sacconi, agregando que no podría dar una cifra del coste de los despidos debido a que dependería de la cantidad y la edad de los trabajadores que se retiren, además de otros factores.
Alitalia pidió la protección por quiebra bajo una ley revisada que facilitará la venta de sus máquinas, aeronaves y activos a un grupo de inversores italianos.
Por su parte, el grupo indicó que podría asumir una deuda cercana a los 88 millones de euros, según publicó el sábado el periódico Il Sole 24 Ore.
Los inversores planean inyectar 1.000 millones de euros a la aerolínea, una cifra bastante superior al último valor de Alitalia en la Bolsa antes de que sus acciones fueran retiradas de las negociaciones.
Sacconi, quien comenzará el lunes las conversaciones con los sindicatos de la aerolínea, dijo que la asesora Intesa Sanpaolo, el administrador Augusto Fantozzi y el grupo de inversionistas italianos debían decidir el plazo para las negociaciones.
Las compañías privadas recibirán incentivos para contratar a los trabajadores que sean despedidos en Alitalia, y Sacconi indicó que los empleos del sector público sólo estarían disponibles para los casos que lo ameriten.
"Los puestos en el sector público se otorgarán en base a la competencia. Para el resto, depende del sector privado", señaló.
El grupo de inversores, liderado por el experto en cambios Roberto Colaninno, podría manifestar formalmente su interés por los activos de Alitalia dentro de los próximos días, informaron varios diarios el sábado.
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