La ministra, mano derecha del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, coordina un grupo de trabajo del gobierno brasileño que deberá definir qué hacer con los recursos generados cuando comience la explotación de las reservas encontradas en el último año, que podrían contener hasta 50.000 millones de barriles de crudo.
Rousseff evadió pronunciarse sobre la propuesta de crear una nueva empresa estatal que se encargue de la explotación y administración de esos recursos, en sustitución de Petrobras.
No obstante, señaló que el país latinoamericano tiene una deuda con su sector educativo que debe ser pagada con esos recursos.
"Creo que esa definición (destinar recursos a educación) viene a atender una injusticia y, más que eso, una falla histórica de los sucesivos gobiernos con el pueblo brasileño", declaró la ministro. "Necesitamos, como dice el presidente Lula, pagar esa deuda".
La víspera, Lula manifestó su intención de que los recursos generados por el petróleo de la llamada "camada pre-sal" sirvan para mejorar el nivel de vida de la población, y citó como ejemplo a Noruega, un país petrolero con un altísimo nivel de vida.
Según Rousseff, una inversión sólida en la educación será fundamental para la transformación social de Brasil.
"La importancia que una transformación definitiva de Brasil y su elevación a condición de país desarrollado pasa, necesariamente, por una política maciza y masiva de educación, que haga que todos los brasileños tengan un mínimo de nueve años de escolaridad", dijo la ministra tras un encuentro con dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
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