La demografía es la razón de fondo de la debilidad del consumo privado en Alemania. El país está menguando. Eurostat pronostica que la población alemana será de 71 millones en 2060, en comparación con los 82 millones actuales. A menos que la tendencia cambie, en el próximo medio siglo morirán más alemanes de los que nacerán. Ello significa que habrá que construir menos casas y menos escuelas, y que habrá menos trabajadores jóvenes que generen los recursos necesarios para mantener a los mayores.
La población estadounidense, por el contrario, crece rápidamente. Según la Oficina del Censo, aumentará un 50% de aquí a 2050 y llegará a 392 millones. La mayor inmigración ayuda a explicar la diferencia con Alemania, pero el principal factor es la fecundidad. La alemana media tiene 1,37 niños; la estadounidense, más de 2.
La previsible caída de la inmigración en Alemania y la reducción del número de nacimientos tienen su equivalente en el resto de Europa, aunque menos en el Reino Unido. La edad media de los ciudadanos europeos en 2060 pasará de los 40 a los 48 años.
El consumo no ha caído en ningún trimestre. Al otro lado del océano, el crecimiento alemán se contrae porque bajan las importaciones, y la inversión ha comenzado a imitar la cautela de unos consumidores cada vez más mayores y más ahorradores.
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