domingo, 17 de agosto de 2008

El fantasma de la recesión reaparece en Japón

TOKIO.- Japón no podrá evitar la desaceleración económica internacional e incluso podría entrar en recesión, predicen los economistas, un riesgo que el Gobierno tampoco descarta.

Las estadísticas de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) nipón en el segundo trimestre dirán si el país entró efectivamente en una fase de estancamiento o incluso de regresión económica, tras haber tenido un crecimiento del 1% en tres meses (4% a ritmo anual) entre enero y marzo.

Según la mayoría de los analistas, no queda ninguna duda de que la progresión del PIB del archipiélago se ha interrumpido. La mayoría pronostica incluso que no escapará a una recesión, es decir a una contracción de su PIB durante dos trimestres consecutivos.

"Las estadísticas mensuales publicadas recientemente tienden a confirmar que Japón atravesó un periodo de estancamiento económico en el segundo trimestre", explicó Kyohei Morita, experto de Barclays Capital.

El PIB podría incluso haber declinado un 0,6% entre abril y junio en relación a los tres meses anteriores, según el promedio de las previsiones de los economistas.

El propio Gobierno reconoció que el periodo de recuperación iniciado en febrero de 2002, el más largo desde 1945, llegó a su fin.

La expresión "economía en curso de recuperación", que era empleada desde hace 78 meses en el diagnóstico mensual del gobierno, fue súbitamente reemplazado por "en fase de debilitamiento".

Varios miembros del gabinete, entre ellos el secretario de Estado para la Política Presupuestaria, Kaoru Yosano, y los dirigentes del Partido Liberal Demócrata en el poder, también dieron a entender que no se excluía un retroceso del PIB.

Tres factores han pesado de manera negativa en el crecimiento, según los expertos: la restricción de las inversiones públicas (a raíz del endeudamiento y el déficit presupuestario), las exportaciones menos vigorosas y el consumo interior limitado por los salarios estancados en un contexto de inflación.

Los pedidos del extranjero, que impulsaron el crecimiento del PIB estos últimos años, han bajado desde hace varios meses debido a la pérdida de dinamismo del mercado estadounidense, donde las importaciones de automóviles y de productos electrónicos acusan una baja del ritmo.

"Las exportaciones hacia los países desarrollados cayeron y las destinadas a los países emergentes de Asia se han debilitado", confirmó Glenn Maguire, economista jefe del banco francés Societe Generale.

Aunque hay más comercio con los países de fuerte crecimiento como China y Rusia, una parte de las mercaderías exportadas hacia estos destinos son en realidad piezas individuales integradas en productos manufacturados por los mercados occidentales afectados por la crisis.

En casa, el panorama también ha empeorado.

Asustados por la disparada de los precios de la energía y de los productos alimentarios de primera necesidad (tallarines, productos lácteos, cereales), los japoneses se ajustan más el cinturón para sus gastos cotidianos, aunque como subrayó Maguire, "los fundamentos del consumo no son tan débiles".

El estancamiento podría extenderse al tercer trimestre, alertó Morita, agitando así el fantasma de una recesión.

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