domingo, 31 de agosto de 2008

El pesimismo de los consumidores apunta que lo peor de la crisis está por llegar

MADRID.- David tiene un concesionario de coches a las afueras de Madrid. Este mes de agosto apenas ha concretado un par de operaciones de venta y eso en las gamas más altas de vehículos, las que menos sienten la crisis. "Los fontaneros, los electricistas y los albañiles hace meses que dejaron de renovar sus coches que, al fin y al cabo, son parte de sus instrumentos de trabajo. A diferencia de otros años, en junio y julio ni siquiera se han notado las reparaciones de última hora antes de las vacaciones", según "El País".

David teme que la vuelta sea aún peor precisamente porque su negocio es uno de los más sensibles a la parálisis en la que parece haber entrado la demanda interna. De hecho, se calcula que las ventas de coches han caído un 40% en agosto, un dato sólo superado en enero de 1993.

Un indicador más de que es el consumo de las familias uno de los que más se han resentido de la desaceleración económica, como han confirmado los datos del producto interior bruto (INE) del segundo trimestre. La extensión de la crisis inmobiliaria y financiera al resto de la economía y la consiguiente destrucción de empleo en todos los sectores ha llenado de pesimismo a las familias españolas, cuyo gasto apenas ha subido el 1,2% entre abril y junio, frente al 4,1% de un año antes. "La situación económica es mala pero no tanto como apunta la confianza de los ciudadanos. Está incluso peor que en la crisis de 1992-1993. Los ciudadanos están muy asustados", subraya David Cano, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Y eso que los bolsillos de los españoles han recibido un empujoncito nada más y nada menos que de 3.000 millones de euros al hacerse efectiva en junio la paga de la mitad de la deducción de los 400 euros comprometida por el Gobierno en la campaña electoral. Ni por ésas. Las ventas de los comercios en la campaña de primavera-verano han caído un 5%, el primer descenso después de 10 años de crecimiento continuado.

Con este precedente, la Confederación Española de Comercio prevé una campaña de otoño-invierno "difícil, complicada y de ajuste", según su secretario general, Miguel Ángel Fraile. Las vacaciones, que parecían sagradas, tampoco han sido muy rumbosas. Según los datos del Instituto de Estudios Turísticos, la ocupación hotelera por ciudadanos españoles había caído un 0,5% hasta julio y las pernoctaciones se redujeron un 2,2%.

En estas circunstancias, "los datos que se publican están en niveles tan bajos que todo apunta a una contracción [de la actividad] en los próximos meses", asegura BNP Paribas. Un análisis que dibuja un otoño bajo cero, en términos económicos, y del que costará mucho recuperarse. "El colapso del crecimiento en medio de un desempleo al alza y el endurecimiento del acceso al préstamo sugieren que está en marcha una fuerte desaceleración. Incluso con el paquete de medidas de emergencia aprobado por el Gobierno, el alcance colosal de los desequilibrios españoles apunta que lo peor está por venir", decía recientemente Michael Saunders, de Citigroup, en un informe.

Los analistas internacionales muestran su preocupación por el elevado endeudamiento de las empresas españolas [hasta del 127% del PIB según algunos cálculos], que les obliga a acudir a un mercado muy caro y restrictivo para refinanciar esa deuda. En un momento, además, en que el Tesoro de EE UU vuelve a demandar ingentes cantidades de dólares para pagar el plan de rescate de Bear Stearns y el más que probable de Fannie Mae y Freddie Mac.

"Lo peor no es sólo que las restricciones financieras no vayan a mejorar a corto plazo sino que pueden incluso deteriorarse de aquí a final de año", asegura José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Una disfunción para la que no duda en pedir la intervención del Estado a través del Banco de España. "Un sistema en el que una eléctrica obtiene financiación más barata que un banco y que, por tanto, puede dedicarse a prestar dinero a otras compañías es un sistema que no funciona", insiste.

Si el otoño se presenta bajo cero, la primavera puede ser siberiana. Estos datos revelan que la segunda mitad del año va a ser peor que la primera, "pero peor será aún la primera mitad de 2009", advierte Cano. El Servicio de Estudios del BBVA ya rebajó sus previsiones de crecimiento para 2009 antes del verano a un rango entre el 0% y el 1%. AFI lo sitúa en el 0,3%, Intermoney en el 0,2% y tanto Citigroup como BNP Paribas auguran una recesión para el próximo ejercicio. El BCE presentará esta misma semana sus nuevas previsiones. El Gobierno ha ratificado las suyas: espera una recuperación a partir de junio de 2009 y prevé un crecimiento para el año del 1%.

Todo apunta a que esa recuperación se retrasará, al menos, hasta 2010. "Si algo bueno ha traído agosto ha sido la rebaja del Euríbor -el primer descenso en seis meses- y del precio del petróleo", reconoce David Cano, aunque su efecto sobre la economía aún se hará esperar. El Euríbor cierra agosto en el 5,32%, todavía por encima de la tasa registrada un año antes. Así que los consumidores aún tardarán varios meses en percibir la nueva tendencia de los tipos.

Sí servirá, en cambio, para que el Banco Central Europeo (BCE) empiece a cambiar el sesgo de su política monetaria y "le permita hacer la necesaria bajada de tipos de interés en 2009", precisa Cano. No hay que olvidar que justo cuando las principales economías de la zona euro entraban en números rojos (Alemania, Francia e Italia), el BCE ha subido los tipos. "Para España es una gran noticia que la recesión amenace a Alemania. Eso obligará al BCE a poner los pies en la tierra", afirma Díez. -

Turismo y tecnología

- "Turismo y avances tecnológicos", es la apuesta de Antoni Espasa, director del boletín de inflación y análisis macroeconómico del Instituto Flores de Lemus, junto a un pacto de Estado en educación para mejorar la formación de la mano de obra. "El turismo puede seguir siendo un sector de futuro si se apuesta por la calidad y los precios competitivos", a lo que habría que añadir los sectores que incorporen avances tecnológicos y valor añadido. Pero Espasa insiste en un mensaje: "Hay que desterrar la idea de que son los Gobiernos los que pueden sacar a los países de la crisis. Su papel es marginal. Eso lo hacen las empresas y los trabajadores". Una opinión.

Riesgo de parálisis

- A lo largo de los últimos veinte años la economía española se ha beneficiado de una serie de choques de oferta que difícilmente se repetirán: ingreso en Europa, las millonarias ayudas de Bruselas, los ajustes derivados del Tratado de Maastricht, la entrada en el euro, reformas fiscales, aumento de la población por la llegada de inmigrantes... Elementos decisivos a la hora de elevar el potencial de crecimiento de la economía y que, una vez concluidos, sitúan al país en un riesgo de parálisis, con años de crecimiento próximos a cero como ha sucedido en Italia. Y eso obliga a abrir un debate sobre qué es necesario para que un país rico, como España ahora, pueda aumentar su renta.

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