Las hipotecas basura le han dado la vuelta a la situación: la actual desaceleración mundial provoca una caída de la demanda, a lo que se añade la ligera revitalización del dólar por la sorprendente buena salud de la economía estadounidense, que está encajando el golpe mejor de lo esperado. Al igual que con el crudo, en las materias primas se dejan sentir esos dos factores. Tanto, que los principales índices registraron en julio la mayor caída en casi 30 años. Eso sí: desde máximos históricos.
Con el petróleo en mínimos de los tres últimos meses, los metales siguen una tendencia similar. El oro está por debajo de los 800 dólares por onza por primera vez en lo que va de año. Desde marzo ha caído más del 20%. La plata y el platino han experimentado recortes en torno al 30%. Y los metales industriales registran también las primeras caídas en meses.
El cobre, muy usado en tareas de construcción y electricidad, tocó a lo largo de esta semana su valor mínimo en el último medio año, al igual que el aluminio. Estos dos productos han caído en torno al 6% en la última semana.
"Aún hay espacio para que el precio del cobre caiga un 10% adicional, y eso se debe en parte a que China crece más despacio", aseguró Dan Brebner, analista de materias primas del banco suizo UBS. "La corrección va a continuar", dijo Michael Lewis, economista jefe de materias primas de Deutsche Bank.
Junto con el dólar o la demanda, los analistas aseguran que las compañías productoras han elevado sus inversiones ante la rentabilidad que ofrecen las minas con precios tan elevados. Y aluden incluso a factores deportivos: la demanda china podría desfallecer tras los Juegos Olímpicos y tener un fuerte impacto sobre las cotizaciones.
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