domingo, 17 de agosto de 2008

El triunfo de los países emergentes

WASHINGTON.- Diez años después de tocar fondo con la suspensión de pagos rusa, las naciones en desarrollo se han convertido en la locomotora de la economía mundial, publica "El Mundo".

Hace 10 años, las tiendas de Rusia se quedaron vacías por exceso de demanda. La gente salía a la calle y compraba lo que encontraba.Particularmente bienes duraderos, como electrodomésticos. ¿Por qué? Porque los rusos asumían que esos productos iban a conservar su valor mejor que el rublo. El razonamiento era simple: el 17 de agosto de 1998, Rusia había anunciado una moratoria unilateral de 90 días en el pago de la deuda externa y el rublo había dejado de ser convertible.

A medida que compraban esos bienes, las tiendas no podían reponer los stocks. Rusia lo importaba todo. Por ejemplo, dos tercios de los alimentos que consumía venían del exterior. Las tiendas se quedaron vacías, incluso el papel higiénico escaseaba. Al mismo tiempo, los precios empezaron a dispararse. La gente ponía la televisión y escuchaba a los presentadores hablar de cosas que no entendían. Era como si el suelo que pisaban se derrumbara.Y también el que pisaban los bancos occidentales, que habían prestado 72.200 millones de dólares a Moscú.

Pero el problema iba más lejos. Todo había empezado un año antes cuando Tailandia había devaluado su divisa, el baht, tras lo que se había desatado una oleada de crisis monetarias en los mercados emergentes. Corea -un país que se consideraba desarrollado- había llevado a cabo una suspensión de pagos encubierta aquel invierno. Indonesia se colapsó. Cinco meses después Brasil también devaluaba. En diciembre de 2001, Argentina llevaba a cabo la mayor suspensión de pagos soberana de la Historia.

Hoy, sin embargo, Moscú es una ciudad cara y con unos abrumadores atascos. Y su poder económico es lo bastante grande como para que, como ha declarado Adam Gopnik, en The New Yorker, «cuando los europeos piensan en tomas de control hostiles de sus empresas, piensan en Gazprom», el gigante energético ruso.


Esta semana, Argentina lanzó un plan de recompra de deuda pública por 700 millones de euros. Los fondos soberanos de China -que había tenido su propia devaluación en 1994-, Singapur y Oriente Medio -entonces por los suelos, con el precio del petróleo a 12 dólares- están salvando de la quiebra a los bancos occidentales.

El problema de China, Kuwait o los Emiratos Arabes no es cómo mantener sus divisas pegadas al dólar con mecanismos de tipo de cambio, sino qué hacer para desembarazarse del billete verde y dejar que sus monedas se aprecien. Es una dinámica que no gusta a todos. Como escribe el economista Nouriel Roubini, el déficit estadounidense está siendo financiado por «rivales estratégicos de EEUU -China y Rusia- y petroestados inestables».

Así que los mercados emergentes que amenazaron con hundir a la economía internacional hace 10 años la están salvando hoy. ¿Por qué? Según los expertos, por una combinación de suerte y de políticas adecuadas. Por un lado, una serie de países -como Rusia, los productores de petróleo y Argentina- se han visto beneficiados por la subida del precio de las materias primas. Pero esa subida se ha debido en parte al crecimiento de Asia.


Eso, a su vez, está relacionado con el hecho de que muchos de estos países se han jurado no volver a experimentar una crisis de la cuenta corriente.La consecuencia ha sido una masiva acumulación de divisas que, en cierto sentido, ha dejado sin razón de ser al Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que ahora los bancos centrales de esos países tienen reservas más que suficientes para hacer frente a cualquier crisis de la balanza de pagos. Esto se ha combinado con superávit fiscales, que reducen la dependencia del capital extranjero.

Como explica Douglas Cairns, de la gestora de activos Treadneedle, «es destacable que, incluso considerando los grandes superávit de que disfrutan la mayoría de los países emergentes, siguen manteniendo la disciplina fiscal». Eso choca particularmente con la situación de los países desarrollados, a muchos de los cuales alcanzar superávit les supone un esfuerzo heroico.


Y, a su vez, explica por qué en la actual crisis inmobiliaria y financiera de EEUU y Europa, los países asiáticos y de Oriente Medio lo están comprando todo. No sólo los bancos. A veces, hasta las casas. Esta semana ha habido rumores en EEUU de que un fondo soberano tiene 19.400 millones de euros para comprar viviendas cuyos propietarios han sido desahuciados en la Costa Oeste del país.

En realidad, no todos los mercados emergentes van igual. A pesar de su recompra de deuda, Argentina se ha encontrado esta semana con una bajada de la calificación de su deuda por Standard & Poor's que vuelve a despertar el fantasma de la suspensión de pagos. Y Rusia ha visto cómo la bolsa de Moscú caía un 22% en seis semanas. En ambos países, los problemas, al contrario que en Asia, se deben, según los analistas, al hecho de que su expansión se fundamenta en los precios de las materias primas: agrícolas en Argentina y energéticas en Rusia.

Sin embargo, y aún con todos esos matices, los mercados emergentes se han convertido hoy en el eje de la economía mundial, en detrimento de Occidente. Esta misma semana, Goldman Sachs ha pronosticado que los países más ricos entrarán 2009 en recesión y serán los emergentes los que comandarán la recuperación económica mundial.Los rusos hoy ya no necesitan comprar lavadoras porque no se fían del rublo.


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