sábado, 9 de agosto de 2008

La Expo de Zaragoza repasa el estado de los oasis del mundo

ZARAGOZA.- La Humanidad le debe casi todo a los oasis. Estas islas de vegetación, cultivos y agua en zonas de extrema aridez han servido como fuente de civilización durante siglos. Por ellos pasaban las rutas caravaneras del comercio entre oriente y occidente o África y Europa, y a lomos de los camellos también se expandía la cultura, las lenguas, la ciencia... y los nuevos productos agrícolas comestibles, según publica "El Mundo".

Los oasis son ecosistemas creados por el hombre; espacios agrícolas mantenidos artificialmente para la subsistencia en la adversidad. Sin embargo, muchos de ellos están en riesgo de perderse debido a los cambios sociales, el abandono de prácticas tradicionales y el calentamiento global, que hace más extremo el clima en el que crecen.

En el marco de la Expo de Zaragoza, se reúnen representantes de nueve países que cuentan con oasis para discutir sobre la situación y el futuro de estos ecosistemas agrarios. Grègoire de Kalbermatten, vicesecretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD) será el encargado de abrir el congreso, el primero que se celebra desde la primera reunión, que tuvo lugar en 2006 en Elche.

La palmera datilera ('Phoenix dactylifera') es la especie emblemática de estos espacios, que existen en las zonas subtropicales de Asia, América y, sobre todo, África. En el Viejo Continente sólo pueden encontrarse grandes grupos de palmeras en el valle de Ricote, en Murcia, y en las ciudades alicantinas de Orihuela y Elche. En esta última está el único oasis español, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2000. Se reconoció así el valor que tiene ese espacio milenario como ejemplo de trasferencia cultural entre oriente y occidente.

"Los oasis son el mejor ejemplo de gestión del agua. Nacieron en lugares áridos o semiáridos donde había alguna surgencia de agua, en los que se organizaron huertos alrededor de palmeras y se instalaron norias y acequias, que son el primer régimen de administración de agua", señala Mercedes Aranzueque, presidenta de la asociación La Cultura del Oasis, que pelea por estos espacios frágiles, sensibles y misteriosos. El colectivo nació para proteger el palmeral de Elche y, tras lograrlo en parte, se dedican a defender este patrimonio universal amenazado por el mundo moderno.

El congreso de Expo Zaragoza debatirá sobre los programas de protección de la ONU y la cooperación internacional. También de su conservación, sus infraestructuras hidráulicas, la gestión del agua, la agricultura y la cultura propia: música, poesía, escritura, cantos... Y saldrán los temas más candentes: el turismo y el picudo rojo, una plaga que amenaza a las palmeras.

"El turismo es muy importante para asegurar la supervivencia de los oasis. Algunos de ellos, que han registrado una masiva presencia de turistas y un gasto de agua sin control, están sufriendo sus consecuencias. Pero si se hace bien la gestión, puede ser crucial para la preservación de muchos", asegura Aranzueque.

"Son ecosistemas perfectos. Sostenibles en sí mismos. Por eso que promovamos su conservación y hayamos montado este segundo congreso en el que habrá importantes avances", concluye la experta.

La plaga que amenaza a las palmeras

El picudo rojo ('Rhynchophorus ferrugineus') trae en jaque a las palmeras del mundo y en particular al Palmeral de Elche, que ha tomado medidas para evitar que este insecto, que taladra los troncos y seca las plantas, pueda llegar a afectar a las 250.000 palmeras datileras del inmenso oasis alicantino.

En la lucha contra el escarabajo participa la Universidad de Alicante y el Instituto Ramón Margalef, que han comenzado los trabajos de secuenciación del ADN de las palmeras datilera ('Phoenix dactylifera') y la palmera canaria ('Phoenix canariensis'), una especie única del archipiélago que también está expuesta al peligro del insecto taladro, distribuido por todo el mundo en los últimos años por la globalización y el comercio de plantas.

Al parecer, existen buenas expectativas de que la clave contra el picudo esté en la genética para lograr un método biológico de control de la plaga mortal. Los trabajos se presentarán en la Expo de Zaragoza, a la que acudirán una treintena de los mejores expertos del mundo.

(Valle de Ricote, en Murcia, España)

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