El Santander lleva un tiempo intentando cesar sus negocios en el país, debido a la escasa estabilidad en la legislación, a pesar de que obtuvo en Venezuela un beneficio atribuido de 179 millones de euros en 2007, un 33,8% más sin tipo de cambio (+22,6% en euros), lo que supuso un 1,98% del resultado atribuido al Grupo de dicho ejercicio.
De hecho, el banco que preside Emilio Botín ya reconocía en su memoria 2007 que la filial venezolana del Grupo estaba expuesta al riesgo de nacionalización bancaria.
"Diversos acontecimientos políticos en Venezuela presentan un riesgo incrementado de que el Gobierno venezolano pueda nacionalizar o alternativamente intervenir en las operaciones de nuestra filial venezolana, lo que podría afectar negativamente nuestras operaciones en Venezuela", indicaba la entidad en el capítulo de "Factores excepcionales, riesgos e incertidumbres".
En este marco, la Vicepresidencia de la República confirmó este fin de semana en un comunicado que en la noche del jueves hubo una reunión en la que participaron el vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizalez Rengifo; el presidente del Banco de Venezuela, Mickel Goguikian; el ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez Araque; el vicepresidente de Petróleos de Venezuela, Asdrúbal Chávez; la superintendente de Bancos, María Elena Fumero; y el director del Banco Central de Venezuela, José Félix Ribas.
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