domingo, 3 de agosto de 2008

Mohamed VI critica a Argelia por tener cerrada la frontera

TÁNGER.- Es una "sanción colectiva" que padecen los pueblos de Marruecos y de Argelia. El rey Mohamed VI criticó, por primera vez en público, el mantenimiento del cierre por Argel de la frontera común de 1.500 kilómetros con Marruecos, según "El País".

"Cualesquiera que sean las divergencias de los puntos de vista en este conflicto [del Sáhara], no pueden justificar la prolongación del cierre de la frontera", afirmó el monarca marroquí en el discurso del Trono, el más importante de cuantos pronuncia anualmente.

Este "castigo colectivo es incompatible con los lazos de fraternidad histórica entre ambos pueblos, las exigencias de un porvenir común y el imperativo de la integración magrebí", concluyó el soberano en una alocución que conmemora el noveno aniversario de su entronización. Esta vez eligió Fez, la capital religiosa del país, para pronunciar su discurso.

Argelia replicará, probablemente, con dureza en las próximas horas a las palabras del rey. Hasta ahora ha dado a entender que la reapertura de la frontera estaba supeditada a la solución de otros contenciosos entre los que figura en buen lugar el del Sáhara Occidental.

Mohamed VI se felicitó, en su alocución, del "creciente apoyo internacional" a favor de su iniciativa tendente a otorgar a la antigua colonia española un régimen autonómico, pero bajo la soberanía de Marruecos. El Frente Polisario y Argel rechazan esta propuesta.

La frontera fue cerrada, por última vez, por Argelia en agosto de 1994, después de que jóvenes islamistas de origen argelino perpetraran un atentado en Marraquech en el que murieron dos turistas españoles. Rabat impuso entonces el trámite del visado a los argelinos que viajaban a Marruecos, y Argel replicó con el cierre que conlleva la práctica desaparición del comercio bilateral.

Su reapertura beneficiaría al conjunto del Magreb, pero especialmente a Marruecos, que hace 15 años recibía ya, por vía terrestre, a dos millones de turistas argelinos que estimulaban con sus divisas la economía del este del reino.

Pese al relativo optimismo que emana de las palabras de Mohamed VI, las negociaciones sobre el Sáhara, que empezaron hace un año en Manhasset (EE UU) bajo el patrocinio de la ONU, parecen haber entrado en vía muerta.

Dos responsables del Polisario, el primer ministro de su seudorrepública, Taleb Omar, y su representante ante Argelia, Brahim Ghali, declararon el martes que no volverían a la mesa de negociaciones si en ella se sentaba también Peter van Walsum, el enviado para el Sáhara del secretario general de la ONU.

Le acusan de favorecer las tesis marroquíes. Walsum declaró en abril que la independencia del Sáhara no era una opción realista.

Versión de "Abc"

El conflicto del Sahara Occidental sigue siendo el principal lastre que impide el desarrollo de las relaciones entre los países del Magreb. El Rey Mohamed VI celebró el noveno aniversario de su ascenso al trono de Marruecos y en su discurso, el más importante del año, trató de separar el cierre de la frontera con Argelia del estancamiento del proceso de autodeterminación de la ex colonia española.

«Los diferentes puntos de vista sobre el conflicto no justifican el que las fronteras sigan cerradas», dijo el soberano desde Fez. «Esta medida unilateral es vivida por ambos pueblos como un castigo colectivo incompatible con sus lazos de fraternidad histórica, las exigencias de un futuro común y los imperativos de la integración magrebí».

En 1994, Rabat acusó a Argel del atentado terrorista en el que murieron dos turistas españoles en un hotel de Marraquech. La trifulca bilateral llevó al cierre de las fronteras, lo que en estos catorce años ha causado un enorme perjuicio económico, especialmente para el reino alauí, que no goza de la entrada de divisas que genera a su vecino el mercado de los hidrocarburos.

Consciente de que la coyuntura económica actual le es desfavorable, Mohamed VI apuesta por tratar de reforzar la clase media del país como «cimiento de la estabilidad».

No es la primera vez que Marruecos lanza el órdago de la frontera a Argelia, que en los últimos meses han respondido siempre de la misma manera: la apertura de la frontera no puede desvincularse del resto de problemas regionales, en clara alusión al Sahara Occidental.

El acercamiento que Rabat propone a Argel tendría consecuencias graves para los independentistas saharauis que, según distintos analistas, quedarían más arrinconados de lo que ya están.

El Gobierno español es precisamente el que más está apostando a nivel internacional para que esto ocurra.

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su reunión del pasado 11 de julio con Mohamed VI en Uxda y el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en la gira magrebí de esa misma semana abordaron el asunto, de vital importancia también para los intereses económicos españoles. Madrid, como Rabat, insiste en la necesidad de desvincular el cierre fronterizo del bloqueo del conflicto saharaui.

El discurso de Mohamed VI se produce además en un momento delicado para los contactos de Marruecos con el Frente Polisario. El miércoles, los independentistas dijeron que no quieren que el enviado especial de la ONU arbitre más contactos entre las partes.

El secretario general, Ban ki Moon, está a la espera de poder anunciar una quinta ronda de contactos en Nueva York que está ahora en el aire tras la negativa del Polisario a que esté presente el diplomático holandés Peter Van Walsum, que el pasado mes de abril dijo que la opción de la independencia no era «realista».

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