A pesar de que las noticias incluyen desde los despidos hasta la congelación de las contrataciones, pasando por la prohibición de hacer copias en color, las cifras oficiales de empleo todavía no muestran signos de tensión. Según el Departamento de Trabajo estadounidense, el empleo en el sector aumentaba en el segundo trimestre un 0,4% respecto al primero. Pero eso no alivia mucho las cosas: entre los anuncios de despidos y su aparición en las cifras oficiales hay un retraso.
Además, la sangría ha ido a peor desde finales de junio. Esto es preocupante. Por lo general los empresarios no reducen muchos puestos de trabajo durante el verano. A lo largo de los últimos 15 años, la media de despidos en el verano fue un 18% menor que en la primavera, de acuerdo con la empresa de recursos humanos Challenger, Grey & Christmas.
Después, compensan este retraso en otoño, cuando se endurecen los presupuestos para el año siguiente: los despidos aumentan un 30% respecto al verano. Y menos bocas suponen mejores comisiones, por supuesto, para los que se quedan.
Aproximadamente el 17% de los trabajadores del sector bursátil perdieron su trabajo entre 1972 y 1974. En la ciudad de Nueva York, casi uno de cada cuatro se quedó sin empleo. Los banqueros inteligentes deberían empezar a hacer acopio de reservas antes de que el frío apriete.
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