Según expuso la agencia de calificación en un comunicado, la rebaja y perspectivas negativas responden a la "evidencia de vulnerabilidades" relacionadas con la dependencia de la economía local del turismo y por las presiones de la competencia en el sector financiero, así como por el debilitamiento de las cuentas públicas y el incremento de la deuda pública y el pago de intereses, lo que ha reducido la flexibilidad fiscal de Andorra.
S&P alerta de los riesgos que comporta la reducción del número de turistas en un 2,7 por ciento de media durante los últimos tres años, así como de las consecuencias negativas que puede tener el declive económico en la práctica de deportes de invierno.
También destaca el gran tamaño del sector financiero en comparación con el tamaño de la economía local y el elevado crecimiento del crédito, por lo que la calidad de los activos en caso de una desaceleración económica puede verse afectada en especial en un sistema bancario que no tiene ni seguro de depósito ni un prestamista de último recurso.
En el apartado positivo, S&P apunta a los elevados niveles de PIB per cápita y a la flexibilidad fiscal, con impuestos directos e indirectos bajos.
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