El estudio revela que un 58% de los ciudadanos opina que la nueva moneda ha supuesto un lastre para el crecimiento y la modernización de la economía española. Los más quejosos son las mujeres (67%) y, curiosamente, los jóvenes (64,6% de los menores de 29 años). Entre los hombres hay prácticamente igualdad entre los que sostienen que ha sido una ayuda (46,9%) y los que dicen que ha sido un lastre (48,7%).
En lo que hay absoluta unanimidad es a la hora de culpar al euro de la inflación. El 96,7% dice que, con la nueva moneda, han subido los precios. Estas impresiones negativas contribuyen a que uno de cada cuatro encuestados (26,6%) considere que, en la actual coyuntura de crisis, a España le convendría abandonar el euro y recuperar la peseta.
Sorprende, en este punto, que el colectivo de gente que tiene de 18 a 29 años, que en la anterior crisis —la de 1993— tenían entre 3 y 14 años, sean los más proclives (35,5%) a recuperar la peseta, frente al 20% de las personas de más de 30 años.
La peseta, que desapareció físicamente de nuestras vidas hace más de seis años, sigue en nuestra mente: dos de cada tres españoles siguen contando en pesetas. Un 25,3% lo hace siempre y un 39% únicamente con las grandes cifras. En este caso, el factor edad juega en favor de los jóvenes: un 42,2% nunca hace sus cálculos en pesetas, frente a sólo un 30,2% de los encuestados de entre 45 y 64 años.
Los ciudadanos también opinan sobre algunos de los asuntos debatidos en los últimos tiempos en el seno de la Unión Europea. El 77,1% de los encuestados rechaza que se cree el billete de un euro, mientras el 58,4% apoya la idea de suprimir las monedas de uno y dos céntimos.
Y de las más pequeñas al más grande, el billete de 500. Al menos una unidad de los conocidos como bin laden ha pasado por las manos del 74,2% de los españoles. Los hombres (81%) han tenido en este caso más fortuna que las mujeres (67,7%), y los votantes del PP (78,9%) más que los del PSOE (72,3%) e Izquierda Unida (72,7%). Y luego está la nostalgia: el 60,5% de los ciudadanos conserve aún en su poder unidades de las viejas pesetas.
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