lunes, 15 de septiembre de 2008

Wall Street se queda grogui ante una crisis que hará historia

NUEVA YORK.- Wall Street se despertó grogui este lunes por la mañana tras un fin de semana que hará historia: nada volverá a ser lo mismo tras la quiebra de uno de sus pilares, Lehman Brothers, y la operación de compra del amenazado Merrill Lynch.

Tras la absorción de Bear Stearns por JP Morgan en marzo, tres de los cinco grandes bancos de inversión de Nueva York perdieron, o están a punto de perder, su independencia. Sólo quedan Goldman Sachs y Morgan Stanley. ¿Pero por cuánto tiempo más? A las 19,00 horas, la acción de Goldman Sachs caía un 7,91%, a 142,01 dólares, y la de Morgan Stanley un 8,84%, a 33,94 dólares.

Gregori Volokin, analista de Meeschaert New York, ya considera que "se rompió el modelo de los bancos de inversión". "Es un modelo que no perdurará, tarde o temprano Goldman Sachs deberán apoyarse en los bancos comerciales", opina.

Según el presidente del Bank of America, Ken Lewis, quien concluyó en algunas horas en el fin de semana la adquisición de Merrill Lynch, esta evolución era inevitable. "Desde hace siete años que soy presidente tenía la impresión de que los bancos comerciales terminarían por poseer los bancos de inversión por razones de liquidez", explicó durante una conferencia de prensa.

"Probablemente el tipo de bancos que existen (...) en Estados Unidos pero no en Europa, bancos de negocios independientes, serán menos numerosos y más universales", señaló asimismo desde El Cairo el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Khan, quien espera "un largo proceso" de "consolidación de los sectores financieros".

Marc Pado, de Cantor Fitzgerald, estima que a los últimos bancos de negocios independientes aún les aguardan días buenos. Goldman Sachs, que superó tempranamente sus vulnerabilidades vinculadas a la crisis del crédito inmobiliario, podrá sobrevivir muy bien a la crisis, estimó. Y mientras algunas firmas desaparecerán, "se verá que emergerán otros bancos de inversión", predice Pado.

El economista demócrata Paul Krugman se inquieta en The New York Times por la despreocupación de la administración Bush, que prefirió dejar caer a Lehman Brothers en lugar de salvarlo invirtiendo el dinero de los contribuyentes, como hizo con Bear Stearns en marzo.

Es el final de la filosofía del 'too big to fail' ('demasiado grande para quebrar') que predominó desde siempre en Wall Street: si un establecimiento financiero es suficientemente grande, es impensable dejarlo que quiebre, a causa de los riesgos que su caída podría suponer para el sistema financiero internacional.

"Pronto veremos si (el secretario del Tesoro, Henry Paulson) fue valiente o temerario" al dejar que el sistema financiero absorba el shock de la caída de Lehman Brothers. "Es la ruleta rusa", resume Krugman.

A la espera de una respuesta, en Wall Street tienen razones para preocuparse por los empleos. La firma Challenger, Gray & Christmas calcula en 103.000 el número de despidos en el sector financiero este año, tras las 153.105 supresiones de fuentes de trabajo en 2007, un récord que se podría batir en 2008.

Los presidentes del Bank of America y de Merrill Lynch se negaron a dar cifras sobre los despidos que podría suponer su fusión, pero este lunes insistieron en la complementariedad de sus actividades.

Entre los empleados de Lehman que llegaban a sus oficinas este lunes, predominaba la cólera. "Hoy voy a la oficina como de costumbre. ¿Y luego? Estoy seguro de que hay mucha gente en estos momentos tratando de responderse esta pregunta", afirmaba un joven empleado de impecable traje.

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