"Desafío a cualquiera a que se entreviste con la gente del INDEC", el instituto que mide la inflación, expresó la mandataria. "Invito a los empresarios a que envíen a asesores para que les expliquen lo que hacen".
"Son índices absolutamente verificables", dijo Fernández en un almuerzo con empresarios en el Waldorf Astoria organizado por el Consejo de las Américas. Emplean una "nueva metodología, que responde a un nuevo modelo de desarrollo económico", basado en una "economía real", muy distinta a la de la época de la convertibilidad, que "era una ficción absoluta".
Agregó que las condiciones macroeconómicas actuales "no conducen a la inflación".
En la etapa de preguntas y respuestas, que siguió a una exposición de aproximadamente una hora, en la que Fernández habló sin notas, otro asistente al encuentro mencionó que la prensa argentina informa que el 73% de la gente opina que el desempeño del gobierno es regular o malo.
"No basta con leer los periódicos" para saber lo que pasa en el país, respondió Fernández. "Lo más probable es que si uno se guía sólo por lo que dicen los periódicos, nunca sepa lo que sucede en Argentina. Cuando me eligieron, la tapa del principal diario argentino decía que habría segunda vuelta. Y gané con diferencia superior a los 23 puntos".
Fernández dijo que "la percepción de las sociedades nunca coincide con las estadísticas" y que una gestión "no se mide por las encuestas, sino por los resultados".
"Hay que usar datos científicos serios, que avalen lo que uno dice. Hay que opinar con fundamentos", recalcó.
Argentina, sostuvo, "atraviesa por el período de crecimiento más importante en 100 años y, si lo mantenemos, será el más importante en 200 años".
La presidenta pintó un panorama rosado de la economía argentina y dijo que los componentes macroeconómicos de su país son sólidos, en parte por el papel del estado.
"Argentina no cree en el estado empresario, que tuvo orígenes también en mi partido. Lo hizo en una época en la que no había burguesía ni un empresariado nacional", manifestó. "Tampoco creemos en esa fantasía de que el estado había desaparecido, que el mercado todo lo asignaba y que el mercado todo lo resolvía".
Fernández criticó a quienes creen que "no hay que intervenir, que no hay que controlar, que no hay que regular".
"En épocas de depresión", señaló, "la obra pública cumple el rol de formidable reactivador".
La presidenta señaló asimismo que los superávits "son una bandera innegociable" de su gobierno. "Los progresistas postulamos superávits, a diferencia de los monetaristas, que proponen déficits", expresó.
Ello, dijo, le permite enfrentar con confianza las crisis financieras internacionales. "La economía argentina tiene la solidez que le dan cuentas muy ordenadas, con un endeudamiento financiero muy bajo", afirmó.
"Si Estados Unidos o Europa no resuelven sus problemas, esas son variantes que yo no puedo controlar. Los que tienen que tener un plan B son ustedes en Estados Unidos y en Europa. El plan nuestro está en funcionamiento", agregó.
Fernández sostuvo que "se rompió la lógica del capitalismo, que es ganar dinero. Creyeron que se podía sustituir el eje mismo del capitalismo, que es la producción de bienes y servicios. Pensaron que se podía producir dinero" y se permitieron manejos financieros "sin ningún tipo de control".
La mayoría de los asistentes al almuerzo se mostraron impresionados con el dominio del tema económico que demostró Fernández.
Uno de ellos, Germán Pugliese Bassi, un argentino residente en Estados Unidos que es vicepresidente de la empresa de la industria de software Technisys, dijo que la presidenta exhibió "conceptos claros y dio la impresión de que tiene las cosas bajo control".
"Para bien o para mal, tiene en claro lo que está haciendo. Da un mensaje de certeza", acotó.
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