lunes, 8 de septiembre de 2008

El acuerdo nuclear EEUU-India abre la puerta a un mercado energético colosal

NUEVA DELHI.- La luz verde de la comunidad internacional al acuerdo de cooperación entre Estados Unidos e India en el campo de la energía nuclear civil permitirá un mercado de decenas de miles de millones de dólares a los fabricantes de reactores nucleares estadounidenses, pero también a rusos y a franceses.

El Grupo de 45 países proveedores nucleares (NSG), que controla la exportación de sus tecnologías en el mundo, validó en Viena un pacto de 2005 que permite a Estados Unidos -si así lo ratifica el Congreso definitivamente-, vender a India centrales atómicas civiles.

Así, el NSG levantó de facto el embargo internacional que regía hace 34 años sobre el comercio nuclear con Nueva Delhi, país que no forma parte del Tratado de no proliferación (TNP), pero que es una potencia atómica militar declarada desde su primer ensayo nuclear, en 1974. El NSG prohíbe comerciar con los Estados que no han firmado el TNP.

Este es "el fin de decenios de aislamiento" para la India, declaró satisfecho el primer ministro Manmoham Singh. "La apertura para una cooperación nuclear civil plena entre la India y la comunidad internacional, será favorable tanto para la India como para el mundo", valoró Singh.

Esto asegurará al gigante asiático "la prosecución de un crecimiento económico durable en materia de respeto al medio ambiente", concluyó el mandatario de uno de los nuevos grandes contaminantes del planeta.

India tiene necesidades energéticas enormes debido a su crecimiento económico (8%) y a su dependencia de los productos petroleros, de los que importa el 70% del consumo.

El nuevo peso pesado de Asia sueña con dotarse de aquí al 2020 de 40.000 megavatios de capacidad instalados por los reactores nucleares.

Según la confederación de la industria india, para alcanzar esta meta se necesitaría una veintena de reactores -además de los 22 que se encuentran ya en servicio-, lo que significa 30.000 millones de dólares en contratos durante los próximos 15 años.

Las inversiones aumentarían a 100.000 millones de dólares de aquí al año 2030, y las empresas mundiales del sector están en la fila.

En agosto, la agencia atómica india (NPCIL) preseleccionó -para proveerse eventualmente de reactores-, a la estadounidense Westinghouse Electric Company, la japonesa-estadounidense General Electric-Hitachi, la francesa Areva y a la agencia de energía atómica rusa, Rosatom.

Los responsables gubernamentales dejaron entender en ese entonces que preferirían la tecnología rusa y la francesa. Moscú ya equipó una central al sur de India y desde la visita de Estado de Nicolas Sarkozy en enero, existe un acuerdo franco-indio relativo a la energía nuclear civil.

Sin embargo, el grupo Areva dijo en París que las discusiones sólo se encontraban a nivel "político" y no "industrial", sobre todo porque este asunto es explosivo en India. La coalición de gobierno, dirigida por el Partido del Congreso, estuvo a punto de caer en julio ante el parlamento.

Los partidos comunistas y de la izquierda -otrora aliados al gobierno- provocaron un voto de confianza fustigando un acuerdo nuclear que "arroja a la India a los brazos estadounidenses" y liquida la "soberanía nacional", en relación al derecho de Nueva Delhi de realizar otros ensayos atómicos.

Hace tres años que el texto indo-estadounidense constituye la piedra angular del acercamiento diplomático entre ambos Estados, tras años de desconfianza por la guerra fría.

"India cayó en la trampa de la no proliferación tendida por Estados Unidos", denunció Yashwant Sinha, dirigente del opositor partido nacionalista hindú (Bharatiya Janata Party, BJP), que busca retomar el poder tras las elecciones legislativas previstas en 2009.

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