viernes, 12 de septiembre de 2008

El Ecofin reconoce el peligro de la recesión

NIZA.- Los ministros de Finanzas europeos dijeron el viernes que habían infravalorado la profundidad de la desaceleración económica liderada por Estados Unidos, aunque rechazaron grandes planes de inversión para alejar a la región del borde de la recesión en el que se encuentran.

Los políticos prometieron evitar paquetes de estímulos económicos basados en gasto público masivo --justo lo que Washington ha hecho -- y dijeron que se centrarían en invertir la elevada inflación y hacer modestos esfuerzos para redirigir la acusada desaceleración económica.

"La debilidad del crecimiento es considerablemente mayor a la que pensábamos hace unos meses", dijo Jean-Claude Juncker, primer ministro y ministro de Finanzas de Luxemburgo, quien también preside el Eurogrupo de ministros de Finanzas de la zona euro, en una rueda de prensa.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, sentado junto a Juncker, dijo que la inflación era demasiado elevada y que sería un error subir mucho los salarios en respuesta al alza de los precios, ya que se corría el riesgo de empeorar la situación.

"Insistimos particularmente en la necesidad de evitar efectos de segunda ronda. Si no queremos que las expectativas de inflación afecten a la estabilidad de precio en el medio plazo, tenemos que evitar los efectos de segunda ronda", dijo Trichet.

Juncker y Trichet comparecieron en rueda de prensa tras la primera sesión de una reunión de dos días a la que asistirán los ministros de finanzas y banqueros centrales de los 27 países de la Unión Europea.

El encuentro en la ciudad de Niza, Francia, tuvo lugar sólo dos días después de que las nuevas estimaciones económicas de la Comisión Europea mostraran que Alemania, España y Gran Bretaña caerían en recesión, mientras que la expansión en toda la región estaría muy cerca de frenarse totalmente.

La ministra francesa de Economía Christine Lagarde, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la UE, dijo que Europa ha sufrido un choque externo triple: la crisis financiera que empezó en Estados Unidos, las alzas de los precios del petróleo que subieron los costes para las firmas y afectaron las finanzas familiares, además de un fuerte aumento en el tipo de cambio del euro.

Quedó claro en Niza que los gobiernos europeos no tienen intención de imitar la respuesta estadounidense a la desaceleración en su país, en el que la Reserva Federal ha bajado los tipos de interés y el Gobierno va a devolver a los contribuyentes 100.000 millones de dólares como parte de un gran paquete de estímulos .

"Durante meses hemos descartado el lanzamiento de un paquete de estímulos", dijo Juncker, señalando que aparte del dinero, el impacto de dichos planes serían diferentes en ambas regiones.

"En algunos países europeos tuvimos una experiencia muy negativa con estas cosas en las décadas de los ochenta y noventa", dijo.

El ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrueck, dijo que esta opción sería una pérdida de dinero en Europa.

Los ministros sí discutieron un plan más modesto para pedir algo de ayuda al Banco Europeo de Inversiones (EIB, por sus siglas en inglés), que se especializa en capital riesgo y garantías para pequeñas y medianas empresas a través de su división Fondo Europeo de Inversión.

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