miércoles, 17 de septiembre de 2008

El papelón de la Fed / Primo González

La larga crisis del sector bancario norteamericano, de la que a Europa llegan más que daños colaterales (sobre todo a los bancos de Suiza, Gran Bretaña y en menos medida Alemania), está sorprendiendo a diario por bastantes razones que los europeos no siempre alcanzamos a comprender. Llama la atención la artificiosidad de algunos instrumentos de financiación carentes de bases reales y, sobre todo, el hecho de que esta “ingeniería financiera” haya pasado desapercibida para las autoridades supervisoras.

Llama también la atención que las autoridades monetarias y de supervisión de los mercados (de la Reserva Federal, Fed, sobre todo) hayan carecido de la fuerza persuasiva suficiente como para ensamblar las piezas necesarias que hubieran evitado alguna de las crisis de estos últimos días.

Llama igualmente la atención que el país en donde la libertad de empresa y en el que más genuinamente están vigentes los principios de libertad económica, incluso para los que quieran ir a la quiebra y arruinarse, no haya sido capaz de gestionar, entre bastidores, acuerdos de apoyo a las entidades en crisis, como a menudo ha sucedido en Europa e incluso en Estados Unidos recientemente, pero no en la medida suficiente.

Y que ello haya derivado en una ruptura radical de ese sagrado principio que es la no intervención pública, puesto de relieve dramáticamente en la nacionalización de facto de las dos mayores compañías hipotecarias, hoy en manos del Estado para evitar males mayores.

La mano invisible actuó, por lo que se ve, con eficacia salvadora en el caso de Merrill Lynch, el mayor banco de inversión del mundo, adquirido durante el fin de semana con nocturnidad por vía de emergencia cuando la Reserva Federal movió los resortes necesarios para interesar a los gestores de Bank of America en la operación, gestores que unos meses antes habían echado una mano para solventar los problemas de otro banco, este hipotecario, en apuros, el Countrywide Financial.

Quizás comprando esta pieza, los gestores de Bank of America se han salvado de participar en el desguace de Lehman, una entidad corroída por males posiblemente muy superiores a los que seguramente no se van a encontrar en Merrill Lynch, un banco con una importantísima base de clientela y cuyo precio había descendido de forma abrupta en los últimos meses pero que estaba posiblemente infravalorado.

Por lo visto, la Reserva Federal no ha logrado encontrar a ningún otro salvador de envergadura que le echara una mano y tampoco era cuestión de apoyar a Barclays, que deseaba comprar Lehman, aunque sin arriesgar lo suficiente en la operación, ya que pedía dinero público en demasía.

La nacionalización mal disimulada de las dos hipotecarias, apenas hace dos semanas, ha sido a la postre un caso excepcional y la Reserva Federal y el Tesoro se han preocupado mucho de afirmar a lo largo del pasado fin de semana que ni Lehman Brothers ni ningún otro banco o institución financiera disfrutarían del mismo privilegio excepcional.

Con Lehman ha quedado patente que la Reserva Federal ha cumplido su palabra. Con la mayor aseguradora del mundo, AIG, está por ver justo en estos momentos, aunque la mano oculta del sector público (Estado de Nueva York incluido) está actuando con horas extras para lograr lo que parece un milagro.

La gestión de esta crisis bancaria, que no parece haber escrito aún su último capítulo, dejará muchas lecciones a los banqueros y autoridades de Estados Unidos. También, para qué negarlo, a los banqueros y autoridades de la Eurozona y de Gran Bretaña. Posiblemente detrás de todo el fracaso del sector bancario estadounidense hay un mal papel de la Reserva Federal, cuyas facultades de supervisión han brillado por su ausencia o, cuando menos, por su eficacia.

Esta falta de autoridad supervisora, que no tiene parangón en Europa, será muy posiblemente sometida a una severa revisión en los próximos meses, se supone que con la nueva Administración que salga de las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

www.estrelladigital.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario