miércoles, 3 de septiembre de 2008

El vicepresidente norteamericano Dick Cheney llega a Azerbaiyán

BAKU.- El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, llegó en la mañana de este miércoles a Azerbaiyán, primera etapa de una gira de apoyo a Georgia, que le llevará a Tiflis y también a Kiev.

Cheney, cuyo avión aterrizó en Bakú hacia las 10,00 (las 07,00 en la España peninsular), pretende tranquilizar a los aliados de Washington en la región tras la ofensiva militar rusa contra Georgia a principios de agosto.

En Bakú, el número dos estadounidense tiene previsto reunirse con el presidente azerbaiyano, Ilham Aliev.

Cheney es el más alto responsable estadounidense que viaja a la región desde el inicio del conflicto ruso-georgiano el 7 de agosto, después de que Tiflis lanzara una ofensiva militar contra Osetia del Sur, para recuerar esa región separatista georgiana pro rusa.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rica, había viajado a Tiflis, en pleno centro de la crisis, para convencer al presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, de que firmase un alto el fuego.

Antes de su viaje, los analistas estimaron que el número dos estadounidense intentará obtener del gobierno azerbaiyano garantías de seguridad de los corredores energéticos para el suministro de gas y petróleo del mar Caspio hacia occidente.

El vicepresidente norteamericano pretende asimismo tranquilizar a los aliados de Washington en la región tras la ofensiva militar rusa contra Georgia a principios de agosto.

Esta visita tiene lugar en momentos en que Estados Unidos examina sus relaciones con Rusia tras el conflicto de Georgia. La Casa Blanca afirmó el martes que Washington no excluye eventuales sanciones.

La víspera de la llegada de Cheney a Bakú, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, realizó declaraciones especialmente virulentas contra su homólogo georgiano,

Mijail Saakashvili, y llamó a Washington a revisar sus relaciones con Tiflis.

"Ya es hora de que nuestros socios estadounidenses reexaminen sus relaciones con el régimen (georgiano) actual, porque ha puesto a Georgia en una posición muy difícil, ha provocado una desestabilicación grave y ha lanzado una agresión que se saldó con muchos muertos", afirmó Medvedev en una entrevista transmitida por la televisión rusa.

"Para nosotros, el régimen actual georgiano quebró. El presidente Saakashvili dejó de existir para nosotros. Es un 'cadáver político'", afirmó.

El presidente ruso también desafió a los occidentales, asegurando que Moscú no teme ser excluido del G8, fórum que agrupa a los ocho países más industrializados del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia).

Tiflis criticó con dureza las declaraciones del presidente ruso. "Es extremadamente deplorable que el líder de un gran país utilice métodos inaceptables para un mundo civilizado para minar el gobierno legítimo de Georgia", declaró el secretario del Consejo de Seguridad georgiano, Alexandre Lomaia.

"El presidente ruso ha perdido el control, porque sus esfuerzos de derrocar el gobierno georgiano han fracasado", afirmó Lomaia.

Cheney es el más alto responsable estadounidense que viaja a la región desde el inicio del conflicto ruso-georgiano, el 7 de agosto, después de que Tiflis lanzara una ofensiva militar contra Osetia del Sur, para recuperar esa región separatista georgiana pro rusa.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, había viajado a Tiflis, días después de iniciado el conflicto, para convencer a Saakashvili de que firmase un alto el fuego.

Los analistas consideran que la visita de Cheney a Georgia y Ucrania es una señal clara hacia Rusia de que Washington apoyará a los gobiernos pro occidentales de la región.

Cheney transmitirá "un mensaje firme de tranquilidad a nuestros amigos en la región", afirmó su consejero John Hannah a los periodistas antes del inicio del viaje.

Un día antes de la llegada de Cheney a Ucrania, su presidente, Viktor Yushenko, estaba enzarzado en una crisis política provocada por la decisión de su partido de abandonar la coalición gubernamental prooccidental.

La gira de Cheney terminará en Italia, donde debe entrevistarse con el primer ministro Silvio Berlusconi.

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