domingo, 21 de septiembre de 2008

Héroes y villanos del gran 'crash'

WASHINGTON.- Toda crisis genera sus estrellas y sus estrellados. Y sus niños prodigio. En este caso, este último título corresponde a Timothy Geithner, el presidente de la Reserva Federal de Nueva York.Geithner es, en cierto sentido, una rara avis en el panorama financiero estadounidense. No tiene un MBA ni es doctor en Economía, sino que tiene un Master en Relaciones Internacionales por la Johns Hopkins, una institución académica más centrada en el ámbito de la Defensa que en el de la Economía. Pero, aún así, él ha sido el fontanero que ha puesto en marcha las inyecciones de liquidez y los paquetes de rescate y ha mantenido abiertos los canales de comunicación entre el sector privado y la Administración Bush, revela "El Mundo".

En esos canales de comunicación, Geithner ha contado con una serie de interlocutores decisivos. Entre ellos, James Dimon, el presidente de JP Morgan Chase, un banco que se ha convertido en una fortaleza -al menos hasta la fecha- frente a la crisis.Y de Ken Lewis, que ha aprovechado los problemas de sus rivales para convertir a Bank of America en el mayor banco del mundo tras la compra de Merrill Lynch. Una compra que el presidente de Merrill Lynch, John Thain -otra de las estrellas de Wall Street- ha logrado convertir en un gran éxito simplemente porque la ha realizado antes de que su banco se hundiera.

Aunque quien puede haber ganado más en esta crisis es John Paulson, del hedge fund del mismo nombre, que el año pasado ganó 700 millones de euros en dos meses apostando por la crisis de las hipotecas basura y que siempre ha dicho que la crisis iba a ser más profunda de lo que creía el consenso del mercado. Es una tesis similar a la del profesor de economía de la Universidad de Nueva York (NYU) Nouriel Roubini, que se ha convertido acaso en el líder de opinión más influyente de EEUU gracias al colapso de Wall Street.

Roubini es de tendencia demócrata, al igual que otros expertos cuyo catastrofismo ha venido más o menos avalado por los hechos, como el profesor de Princeton Paul Krugman. A quienes les ha ido peor, al menos cuando han hecho previsiones, ha sido a los republicanos. Don Luskin, uno de los asesores más próximos al vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, ha visto cómo su optimismo sobre la recuperación del mercado y sus constantes llamamientos a la no intervención acababan siendo golpeados por la realidad.

Por no hablar de Jim Cramer, el comentarista televisivo de la cadena de televisión CNBC, quien, cuando faltaban horas para que JP Morgan Chase comprara Bear Stearns, seguía gritando a sus oyentes que compraran acciones de ese banco.

Claro que donde la crisis se ha llevado por delante todo el prestigio -aunque no todo el dinero- de muchos es en Wall Street. Robert Rubin, ex secretario del Tesoro con Clinton, y ex presidente de Goldman Sachs y de Citigroup, ha sufrido una pérdida de su valor como financiero sólo comparable a la cotización de los bancos que dirigió, o a la del dólar cuyo nivel él llevó a niveles estratosféricos en los 90. Lo mismo que Hank Greenberg, el creador del gigante de los seguros AIG, que abandonó hace dos años en medio de acusaciones de haber realizado trampas contables, y que ahora acaba de perder casi 500 millones de euros en Bolsa.

Ellos son, junto con Chuck Prince y Stan O'Neal -ex presidentes de Citigroup y Merrill Lynch, respectivamente-, Jimmy Cain -de Bear Stearns-, Richard Fuld -de Lehman-, y Daniel Mudd y Richard Syron -de Fannie Mae y Freddie Mac, respectivamente- las bajas más notables de las hipotecas-basura en Wall Street.

LOS 'VALORES' DE LA 'SEMANA NEGRA'

COMPRAR

Henry Paulson (secretario del Tesoro de EEUU). A su llegada al Tesoro, hace tres años, Henry Paulson fue recibido como un nuevo Robert Rubin -que, como él, dirigió antes Goldman Sachs-, hasta que su lentitud en reaccionar ante la crisis destruyó su prestigio. Hasta ahora. En las últimas semanas Paulson ha mostrado una enorme iniciativa, y se ha revelado, al igal que Rubin, como un eficaz hombre de consenso. Ha sido un cambio tan grande que muchos creen que el problema no era Paulson, sino la disfuncional Administración Bush, en la que el vicepresidente Cheney torpedeaba las iniciativas del Tesoro.

Ben Bernanke (presidente de la Reserva Federal). Paulson ha formado un eficaz equipo con Ben Bernanke. Sólo ha hecho lo que mejor sabe: imprimir dinero. Al fin y al cabo, el presidente de la Fed hizo su carrera académica estudiando la Gran Depresión de los años 30 de acuerdo a las teorías de Milton Friedman, el padre del monetarismo, que sugieren que el origen de aquella crisis no fue tanto el crash de la Bolsa del 29 como la política restrictiva de la Reserva Federal.

Dominique Strauss-Kahn (director gerente del FMI). Está en un un plano secundario, aunque ha logrado que la crisis fortalezca la reputación de su organismo. ¿La razón? En abril, el Fondo publicó un sombrío informe que le ganó las críticas unánimes de los ministros de Economía, desde Solbes hasta Paulson. Seis meses después, el único fallo de su análisis es que se quedó corto a la hora de predecir lo que se avecinaba.

VENDER

Christopher Cox (presidente de la SEC): «Cambiaron la hora de la reunión y no me lo dijeron». Con esa franqueza explicó a The Wall Street Journal el presidente de la SEC su ausencia del encuentro en el que Paulson y Bernanke decidieron en marzo que la Fed aportaría 18.000 millones de euros para que JP Morgan se quedara con Bear Stearns. El que Bernanke y Paulson no se molestaran en llamar a su colega, que dirige en EEUU el equivalente de la CNMV española, refleja la dramática pérdida de poder de esa agencia, que perderá más si va adelante la reforma propuesta por Paulson. El candidato republicano a la presidencia John McCain ha pedido su dimisión alegando que «ha traicionado la confianza del público».

Alan Greenspan (ex presidente de la Fed): El «Maestro» de los 90 es ahora el Señor Burbuja. Tras 18 años en la Fed, Greenspan será recordado como el hombre que legó a EEUU la mayor crisis financiera en siete décadas. Algo comprensible, si se tiene en cuenta que en 2005, tras dejar el banco central, aún afirmaba que «en ningún caso se puede hablar de una burbuja inmobiliaria».

Phil Gramm (asesor de McCain): Este ex senador, uno de los máximos asesores económicos de John McCain, es otra víctima de la crisis, después de haber dicho en julio que «nos hemos convertido en una nación de quejicas» y que «estamos en una recesión psicológica».Tras esos comentarios, sus posibilidades de convertirse en secretario del Tesoro si McCain gana son similares a las de que Lehman reanude sus actividades: cero.

MANTENER

James Lokhart (Director de FHFA): Nadie sabe qué pasara con el máximo responsable de la agencia creada en julio para unificar a las dos entidades que hasta ahora supervisaban el mercado de la vivienda y de las hipotecas. Por ahora, ha mostrado rapidez de reflejos al anunciar un cambio de la regulación para evitar que los directivos de Fannie Mae y Freddie Mac, se lleven 24 millones de dólares. Pero regular un mercado como el hipotecario en EEUU es un campo minado que puede hacer que la FHFA estalle en cualquier momento víctima de otro escándalo.

Stephen Schwartzman (copresidente de Blackstone): Desde que este gigante del capital-riesgo salió a Bolsa hace casi un año y medio no ha dejado de caer, y las grandes operaciones de esos fondos se han acabado debido a la falta de liquidez en el mercado.Sin embargo, Blackstone y otros grandes fondos de capital-riesgo, como KKR, pueden jugar un papel central en la reestructuración que le espera al mercado.

Lloyd Blankfein (presidente de Goldman Sachs): Este ejecutivo, la estrella más rutilante de Wall Street en la última década, no sabe si se salvará de la reestructuración que amenaza al sistema financiero de Estados Unidos. Muchos piensan que tendrá que reducir significativamente el tamaño de su banco si quiere impedir que cambie de manos. Entre los cinco grandes bancos de inversión de Wall Street (Bear, Lehman, Morgan, Merrill y Goldman), el suyo es el que, hasta ahora, ha capeado mejor el temporal.

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